Durante la Edad Media, en la antigua vila, era el Consell quien llevaba a cabo la administración. Se puede considerar que su organización era similar a la del actual Ayuntamiento, aunque a su presidente, en vez de alcalde, se le llamaba el justicia, aunque tenía más competencias puesto que dirigía la jurisdicción civil y la criminal. La gestión del municipio la llevaban los jurats y actuaban de manera colegiada bajo la presidencia del justicia. El mustaçaf era la persona encargada de los mercados, el control de pesos, medidas, el de los molinos, de los materiales de construcción y de los alimentos; actuaba también como archivero del Consell y en ocasiones disponía de un auxiliar que era llamado el lochtinent del mustaçaf. Existían también otros cargos públicos necesarios para el buen funcionamiento del Consell. El sindich que en ocasiones era conocido como el tesorero o clavario, e encargaba de efectuar todos los pagos y cobros. Las cuestiones derivads del riego y buen uso del agua eran controladas por el cequier. A los encargados de inspeccionar y controlar las obras se les denominaba manobrers, mientras que el escrivá quien se ocupaba del archivo municipal y otras labores administrativas similares a las que en la actualidad realizan los secretarios. Existía también un encargado de llevar a cabo las gestiones fuera del municipio, era conocido como el misatger.
Musulmanes, judíos y cristianos convivieron de forma pacífica en Castellón de la Plana, hasta finales del siglo XV, al igual que en las restantes poblaciones de su gobernación. Bien es verdad que los cargos principales estaban en manos de la comunidad cristiana, pero se permitía que cada colectivo conservara sus costumbres, tuviera sus negocios y celebrara sus fiestas de acuerdo a las creencias de cada religión. La judería castellonense se encontraba entre las actuales calles de Gracia y Caballeros. Este colectivo vivía en Burriana, en los alrededores de la actual calle de los Desamparados, aunqeu de su judería ya no quedan vestigios. En Castellón de la Plana disponían de su propia sinagoga situada en la actual calle de Antonio Maura. Se dedicaban a oficios artesanales, comercio y, sobre todo, a prestar dinero. Esta última actividad les originó algún problema. Con el edicto de expulsión dictado por los Reyes Católicos en 1492, tuvieron que abandonar la vila numerosas familias hebreas que habían convivido con el resto de los vecinos de las distintas poblaciones, pero ya con anterioridad su número y propiedades disminuyeron notablemente.
Actual iglesia de San Nicolás en la calle Alloza, antigua mezquita musulmana
La presencia islámica en nuestras tierras es muy anterior a las conquistas de Jaime I. En el caso de Castellón de la Plana , existía un pequeño núcleo de población en los alrededores del Castell Vell así mismo, numerosas alquerías diseminadas por el actual término municipal. Restos de la etapa musulmana se han encontrado en distintos lugares. Los historiadores coinciden en señalar que la actual comarca de la Plana no fue una zona muy poblada hasta que pudo llegar el agua del río Mijares. SE trataba de una franja de tierra pantanosa y por lo tanto difícil de cultivar. Por otra parte, al no disponer de cotas elevadas su defensa era mucho más complicada que las comarcas del interior de la actual provincia.
Antes de la reconquista los musulmanes de estas tierras se dedicaban a la agricultura y ganadería, por lo que eran partidarios de tener sus viviendas junto a las tierras que cultivaban. Por la dispersión de sus residencias, nunca se han podido concretar el número de moros que habitaban cada población. Después de la reconquista cristiana, aunque a los musulmanes se les permitió permanecer dentro de los muros de las poblaciones, nunca les resultó fácil convivir con la comunidad cristiana. En algunos lugares fueron discriminados e incluso perseguidos. En Castellón de la Plana, la necesidad de contar con mano de obra para trabajar las tierras y la crisis demográfica de los últimos años del siglo XIV, hizo posible que se consiguiera un privilegio real para que se construyera una aljama musulmana. La convivencia del Islam con los cristianos se incrementó en 1459, al instalarse en la villa veinte familias musulmanas procedentes de Borriol. También desde otros pueblos fueron llegando un centenar de miembros de la comunidad islámica.
La zona comprendida entre las calles Enmedio, Alloza, Cervantes y Antonio Maura, albergó alrededor de cuarenta familias musulmanas durante casi cien años. La aljama disponía de una mezquita; pero en 1525 al publicarse el decreto que obligaba al bautizo de todos los musulmanes, se convirtió en la actual iglesia de San Nicolás, pequeño templo que todavía existe en la calle Alloza.
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