miércoles, 9 de septiembre de 2015

III (a) NUESTRAS TIERRAS EN LA ANTIGÜEDAD


Se puede considerar que la Prehistoria finalizó cuando se tuvo la posibilidad de difundir los conocimientos mediante signos. Es probable que las primeras señales comenzaran a ser necesarias para poder comerciar. Los primeros mercaderes utilizaron unas marcas sobre piezas cerámicas con el fin de controlar el número de los distintos artículos producidos. Quizás de aquellos signos surgieran los primeros alfabetos y por tanto, la escritura.
   Las primeras culturas urbanas bien pudieron aparecer alrededor de 3.000 años antes de Jesucristo, a través de las relaciones comerciales de algunos pueblos von otras regiones situadas en sus proximidades. Sumerios, asirios y babilonios, son buenos ejemplos de aquellas primeras civilizaciones que primero se organizaron alrededor de una ciudad y después se convirtieron en reinos gobernados por un personaje que ejercía el poder absoluto y era considerado, en ocasiones, como uno más de us dioses. De aquellas primeras culturas y civilizaciones, cabe citar a las egipcias, persas y griegas, como las más importantes.

   El litoral castellonense durante la Antigüedad, venía a ser algo parecido al fin del mundo y por tanto, llegar hasta nuestras costas, debía suponer una especie de meta o reto par cualquiera de las grandes civilizaciones mediterráneas, ya que la Península Ibérica durante aquellos primeros años de la Historia, era la parte más occidental del mundo.  Algunos pueblos, con el tiempo, llegaron hasta nuestro litoral. La mayor parte de los historiadores creen que procedían de tierras situadas en el otro extremo del Mediterráneo, por cuanto allí se encontraban las civilizaciones que tenían suficientes conocimientos de la navegación para poderse arriesgar a llevar a cabo una larga travesía. Aquellos primeros pueblos debieron llegar durante el periodo Neolítico, en concreto alrededor de cinco mil años antes del nacimiento de Cristo. Los primeros pueblos que habitaron la costa mediterránea fueron denominados iberos puesto que los griegos conocían como Iberia a las tierras situadas en las proximidades del río Ebro, conocido entonces como Iberus.

   De entre los valiosos hallazgos iberos localizados en las proximidades de Castellón de la Plana, tiene especial importancia para nosotros el encontrado el año 1851 en el denominado Pujol de Gasset del Grao de Castellón. Según los especialistas en esta materia, la importante pieza encontrada data de un par de siglos a.C. Cuenta con gran cantidad de signos grabados sobre plancha de plomo y supone un hallazgo de gran valor arqueológico. Se trata de una lámina de plomo de cuarenta y cuatro centímetros de longitud por cuatro de anchura. En total, son veintidós las palabras grabadas en el plomo, repartidas entre cuatro líneas de escritura

   También existen restos iberos en la provincia de Castellón: Alcalá de Xivert, Benicarló, La Pobla Tornesa, Cabanes, Vall d'Uixó y el propio Grao. A través de ellos los expertos han llegado a conocer que nuestros antepasados eran buenos agricultores, cultivaban cereales, garbanzos, guisantes, lentejas y algunos frutales como manzanos, granados y sobre todo, higueras. Habitaban en zonas elevadas fáciles de defender y sus rudimentarias viviendas las protegían mediante murallas provistas de algunos torreones. Un resto de gran importancia lo constituye el murallón de piedra seca que e encuentra en la Muela de Ares. Tiene una longitud aproximada de 250 metros y junto a él existen restos de viviendas Bajo alguna de las piedras se encontraron huesos de cabra, perro, caballo y corzo. En sus alrededores se pudieron localizar hachas de sílex y una punta de lanza que a buen seguro, pertenecieron a un primitivo poblado. Es probable que los primeros iberos llegaran hasta las comarcas castellonenses, de otros lugares situados en el cauce del río Mijares. Una vez instalados en nuestras tierras, se establecieron en núcleos urbanos formados por viviendas rectangulares o cuadradas adosadas unas a otras. En su mayoría estaban construidas con materiales pétreos unidos con barro. Solían ser de una planta aunque  también las había que  disponían  de otro piso superior; se


Imagen de la muela de Ares del Maestre

    agrupaban en hileras que delimitaban verdaderas calles y todo el conjunto del poblado solía  prote-
    gerse con gruesas murallas que comenzaban siendo sencillas  empalizadas  hechas  con los árboles
    de la zona y terminaban formando verdaderos muros de piedra.

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