lunes, 21 de septiembre de 2015

VI.- LA NUEVA VILA: CASTELLÓN DE LA PLANA. LA SANTA TROBALLA


Sin ninguna duda, Alonso de Arrufat acertó al elegir el emplazamiento de la nueva población. En los alrededores de la vila medieval existían buenas tierras para el cultivo, agua abundante, una extensa costa y era lugar de paso hacia las comarcas del interior. Por todo ello, la población comenzó a crecer muy pronto y se convirtió en una de las más importantes de la comarca. Localidades como Burriana, Vila-real y Almasora, no crecían a mismo ritmo que conseguía hacerlo la nueva vila a la que muy pronto comenzó a ser conocida como Castellón de la Plana. Era tanta la afluencia de nuevos vecinos que algunos se instalaban en sus alrededores. Parecía que el crecimiento iba consolidando la nueva población sin grandes problemas; pero como todos los comienzos, aquellos primeros años no fueron fáciles para nuestros antepasados. 
   Cabe citar, en primer lugar, que tras el fallecimiento de Jaime II, su hijo don Alfonso no hizo caso a la promesa de su padre y como dote de boda. al casarse con doña Leonor de Castilla, le entregó la villa de Castellón situada en la comarca de la Plana. Sin embargo, el 14 de septiembre de 1336, como consecuencia de la presión ejercida por los jurados ante Pedro IV, fue restituida a la corona. 
   Pero el Rey no accedió de buen grado a las pretensiones de los castellonenses, por lo que tomó distintas decisiones que no gustaron a los vecinos. No obstante, lograron que se convocara en la ciudad un parlamento donde, a partir del carnaval de 1337, se reunieron representantes catalanes, aragoneses y valencianos, junto con legados pontificios, prelados y otros relevantes personajes.
   Por otro lado, las desavenencias entre los nobles y el Rey, dieron lugar a la llamada guerra de la Unión. Castellón tuvo que resistir, como pudo, el aaslto de diez mil soldados reales. Trece vecinos fueron ahorcados en la antigua plaza de la Iglesia, durante aquellos sucesos ocurridos en 1341.
   Parecía que no iban a finalizar nunca las desgracias en la nueva vila. En más de una ocasión tuvo que intervenir el infante don Pedro, Conde de Ribagorza y señor de las montañas de Prades, para mediar en los conflictos que se originaron durante aquellos años. Una de las más importantes cuestiones que resolvió la habilidad y sabiduría de don Pedro fue la disputa para el uso de las aguas del Mijares por las distintas poblaciones de la Plana que tenían derecho a hacerlo. 

Escultura de Perot de Granyana (Juan Bautista Adsuara)

  En 1366, apenas transcurrido un siglo desde el traslado y fundación de la nueva población, la convivencia entre los vecinos de la vila era difícil y también resultaba complicada la relación con los pueblos de la comarca; sin embargo, ocurrió uno de los hechos más importantes para el futuro de la ciudad. Un buen día, el arado con el que un labrador estaba trabajando su huerto, se quedó atrancado con algún obstáculo que impedía el avance de sus bueyes. Perot de Granyana, que así se llamaba aquel agricultor, no podía conseguir que los animales continuaran avanzando. Pronto se dio cuenta que,  junto a un almez, una enorme piedra era la culpable del atasco. Al agacharse para retirar el pedrusco, encontró una pequeña imagen de la Virgen María tallada en mármol. 


   Perot debió quedarse petrificado cuando, veinticuatro horas más tarde, comprobó que a pesar de haber llevado la pequeña imagen hasta su domicilio el día anterior, sus bueyes volvieron a detenerse en el mismo lugar. El bueno de Perot tuvo que retirar, una vez más, la piedra que impedía el avance de sus animales. Ante su sorpresa, pudo comprobar que bajo ella, volvía a estar la pequeña imagen de la Virgen. Aquel divino hallazgo y los hechos que lo rodearon, corrieron de boca en boca por toda la población. El Consell mandó construir una sencilla capilla en el mismo lugar donde Perot encontró la pequeña imagen. Aquella primitiva ermita quedó en ruinas con el transcurso de los años, pero el pueblo de Castellón de la Plana supo sustituirla, no sin grandes dificultades, por otros templos mucho más dignos. De aquellas antiguas construcciones y algunas reformas llevadas a cabo, deriva la actual Basílica donde se venera la imagen de la Patrona de Castellón de la Plana.

                                                Ermitorio de Lidón durante el siglo XIX
   
   

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