jueves, 17 de septiembre de 2015

V.- JAIME I Y CASTELLÓN. ORIGEN DE CASTELLÓN DE LA PLANA


Las tierras castellonenses fueron el primer escenario donde se libraron las batallas para conquistar el Reino de Valencia. Jaime I de Aragón comenzó reconquistando Morella y Burriana, después sus tropas entraron victoriosas en Peñíscola, el castillo de Xivert, Cervera y Almasora. En el Llibre dels feits, la autobiografía del Rey Conquistador, se cita que desde Burriana se llevaron a cabo incursiones para conquistar Castelló de Buriana, Borriol, les Coves y el Alclatén. «De aqui feien cavalcades, e guanyam Castelló de Burriana, e Borriol, e les coves de Vinromá, e Alcalatèn e Vilahomeç». 

   Con el fin de que las tierras conquistadas, siguieran siendo trabajada, al contrario de lo que hacían los monarcas de otros reinos cristianos, Jaime I permitía que los moros continuaran utilizando sus antiguas fincas, de esta forma la casa real, los nobles o los obispos, podían continuar recibiendo los tributos ofreciendo, a cambio, su protección en caso de que sus tierras fueran invadidas.
   La comarca de la Plana fue entregada por Jaime I al infante don Pedro de Portugal. En ella la convivencia pacífica entre los primeros pobladores cristianos y los musulmanes se mantuvo hasta 1247, cuando algunos musulmanes se sublevaron. El Rey no tuvo más remedio que expulsarlos. Al abandonar sus alquerías y por tanto los cultivos, se origió un convlicto entre el infante de Portugal y el Rey Conquistador que necesitó la intervención de la reina Violante para conseguir que las propiedades abandonadas les fueran entregadas a distintas familias cristianas que habían convivido con sus antiguos propietarios y conocían las más imprescindibles labores agrícolas. Esta decisión fue muy importante para el futuro de Castellón ya que por una parte don Pedro continuó rentas de las tierras que le habían sido entregadas y al mismo tiempo peermitió que algunos de los moradores del poblado situado en la montaña, conocieran las posibilidades agrícolas que permitían las ricas tierras de la llanura de las que ya tenían las mejores referencias.


   Cuando los habitantes del antiguo castillo y los nuevos cristianos que iban llegando, se convencieron de las posibilidades de la Plana, comenzaron a solicitar al Rey que les fuera permitido llevar a cabo el ansiado traslado; sin embargo, a pesar de su insistencia, aún hubieron de pasar algunos años hasta que Jaime I accedió al traslado hasta el lugar que creyeran conveniente dentro de los dominios del castillo de Castellón. Fue en un documento firmado en Lérida el día 8 de septiembre de 1251 cuando se formalizó la autorización. El Rey encargó a su lugarteniente en el Reino de Valencia, don Ximén Pérez de Arenós, que interviniera en los trabajos necesarios para llevar a cabo el traslado. Nada tiene que ver este documento con la carta puebla que se concedió, en 1239 por el conde Nuño Sancho, señor del Rosellón y también de la Villa, en la que daba permiso a que cincuenta y cuatro vecinos se instalaran y construyeran una población cristiana amurallada en los alrededores de la alquería de Benimahomet, por cuanto después de la sublevación de Al–Azraq en 1247, Jaime I decretó la expulsión de moros valencianos y las tierras del actual término municipal de Castellón de la Plana, quedaron prácticamente desiertas, por lo que se debe admitir que la verdadera repoblación del llano, se hizo con cristianos después del documento fechado en Lérida en 1251.


   Ximén Pérez de Arenos no pudo cumplir el mandato del Rey. Aunque no está documentado de manera fehaciente, parece ser que fue Alonso de Arrufat quien se encargó de elegir el lugar más adecuado para emplazar la nueva población, así como de los trabajos necesarios para señalar el trazado de las murallas de la Vila.
   En los terrenos elegidos para construir la futura población, según parece, existían ya diferentes casas y un camino que las unía e incluso un pequeño núcleo habitado. Coinciden la mayor parte de los autores en señalar que se trataba de la alquería llamada de Benirabe, mientras que el camino pudo dar origen a la que se convirtió en la actual calle Mayor de Castellón de la Plana.


   En un primer momento se dispuso que la nueva población ocupara una superficie de ciento veinte hanegadas. Esta extensión se consideró suficiente para albergar al centenar de personas que se iban a instalar en la nueva población, pero a medida que iban llegando nuevas familias al enclave, se decidió ampliar los terrenos hasta casi doblar la superficie inicialmente prevista.
   El recinto amurallado comprendía los terrenos que en la actualidad están limitados por: la plaza de Clavé, calle San Luís y plaza de María Agustina en el linde norte; calle Gobernador y plaza de Borrul en el del este; calles Escultor Viciano, Gasset, Puerta del Sol y Ruiz Zorrilla por el sur. El linde oeste quedaba en el interior de la manzana comprendida entre la avenida del Rey don Jaime y calle Alloza. 
   En cuanto a la cantidad de entradas a la nueva población fue ampliándose con los años. En un principio bastaron con disponer una en cada uno de los puntos cardinales, pero la nueva Vila medieval situada en la Plana, llegó a tener ocho. Por el norte se podía acceder a través de la puerta llamada de la Purísima, coincidente con el final de la calle de Enmedio actual. Existía también el portal del Hospital en la Plaza de María Agustina, la de la Illeta en la actual calle Gobernador, el portal del Agua a la altura de la Plaza Cardona Vives y la del Roser frente a la plaza Borrull. El portal del Olm estaba frente a la plaza de la Paz y por él se accedía a la calle Mayor. La puerta de Valencia o del Sol era el acceso a la calle Enmedio. Por el oeste, existía la puerta de la Fira a la altura de la actual calle de Colón.

  

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