miércoles, 30 de septiembre de 2015

XI.- ARTE ROMÁNICO EN NUESTRAS TIERRAS. EL GÓTICO CASTELLONENSE

En la actual provincia de Castellón, numerosas poblaciones de origen medieval conservan restos de sus castillos o construcciones religiosas originarias del siglo XIII. A pesar de su deterioro y lamentable estado de conservación, se pueden apreciar algunos elementos que tal como señala el profesor y cronista de la ciudad, don Antonio Gascó, en sus numerosos estudios sobre esta materia, los identifican como pertenecientes a una etapa tardía del estilo románico en el que se aprecian técnicas constructivas que ya eran propias de la arquitectura gótica. Las posteriores remodelaciones que se llevaron a cabo, fueron alterando la primitiva construcción de nuestros edificios medievales. A pesar de todo, contamos con numerosos vestigios de fortalezas militares, como las de Morella, Miravet, Vilafamés, Culla, Orpesa, Pulpis, Xivert, Bejis o Segorbe. También palacios como el del señor de Sot de Ferrer; pero sobre todo, algunos elementos del castillo de Peñíscola y así mismo, construcciones religiosas que conservan arcos semicirculares, el mejor ejemplo de ellos, quizás sea la puerta de la iglesia arciprestal de San Mateo.

Castillo del Papa Luna. Peñíscola

   Algunas imágenes conservadas en Villahermosa, la de San Juan de Peñagolosa, la Virgen de la Naranja de Olocau del Rey o la de San Pau en Albocàsser, son ejemplos de esculturas de un románico tardío en el que ya se aprecian las corrientes góticas.

                                            Puerta de los Apóstoles. Arciprestal de Morella

   Las comarcas castellonenses disponen de numerosos ejemplos que son verdaderas joyas del gótico mediterráneo. La Iglesia Arciprestal de San Mateo puede ser considerada uno de los más hermosos. De la antigua iglesia Mayor de Castellón de la Plana, tan solo queda la puerta que recae a la plaza de la Hierba. Bellos ejemplos son el convento de San Francisco de Morella, la Catedral de Segorbe y sobre todo, la escalera, el coro y la puerta de los Apóstoles de la arciprestal de Morella, así como algunos elementos del Monasterio de Benifassà que constituyen nuestro más valioso gótico religioso. 
  En cuanto a las construcciones militares se puede apreciar una etapa, anterior al gótico e interesantes conjuntos en que uno y otro estilo dejaron muestras interesantes, como en el castillo de Peñíscola, el del barón de Herbés, el de Toga o el de Jérica.
  También en la arquitectura civil disponemos de ejemplos notables del gótico castellonense. Edificios en Morella, San Mateo, Serra de Engacerán, Segorbe o Catí, trazados de poblaciones como Castellón de la Plana, Catí, San Mateo o Vila-real y por encima de todos ellos, las murallas de Morella, únicas en todo el territorio de la Comunidad Valenciana.
   Se tienen noticias de imágenes góticas que por desgracia, no se han conservado hasta nuestros días. Sin embargo, todavía tenemos buenos ejemplos de escultura cuyo origen hay que situarlo alrededor del siglo XV, en Segorbe, Olocau, San Mateo, Morella, Adzaneta, Villafranca, Benlloch y Zorita.
   La orfebrería castellonense de los siglos SIV y SV mereció la atención de artistas catalanes e incluso italianos. Los denominados argenters trabajaban la plata y otros metales nobles con los que realizaron joyas que actualmente se pueden contemplar en Peñíscola, San Mateo, Vila-real, Burriana y Traiguera. Sin embargo, Morella conserva las más hermosas obras de los orfebres locales de la familia Santalínea. Existen en nuestra provincia numerosos retablos góticos que se pueden admirar en las propias iglesias e incluso en los museos de Segorbe y Castellón de la Plana.  

Plaza del Alumdín en Onda


martes, 29 de septiembre de 2015

X.- ADMINISTRACIÓN MEDIEVAL. LA JUDERIA . LAS ALJAMAS DE LOS MUSULMANES

Durante la Edad Media, en la antigua vila, era el Consell quien llevaba a cabo la administración. Se puede considerar que su organización era similar a la del actual Ayuntamiento, aunque a su presidente, en vez de alcalde, se le llamaba el justicia, aunque tenía más competencias puesto que dirigía la jurisdicción civil y la criminal. La gestión del municipio la llevaban los jurats y actuaban de manera colegiada bajo la presidencia del justicia. El mustaçaf era la persona encargada de los mercados, el control de pesos, medidas, el de los molinos, de los materiales de construcción y de los alimentos; actuaba también como archivero del Consell y en ocasiones disponía de un auxiliar que era llamado el lochtinent del mustaçaf. Existían también otros cargos públicos necesarios para el buen funcionamiento del Consell. El sindich que en ocasiones era conocido como el tesorero o clavario, e encargaba de efectuar todos los pagos y cobros. Las cuestiones derivads del riego y buen uso del agua eran controladas por el cequier. A los encargados de inspeccionar y controlar las obras se les denominaba manobrers, mientras que el escrivá quien se ocupaba del archivo municipal y otras labores administrativas similares a las que en la actualidad realizan los secretarios. Existía también un encargado de llevar a cabo las gestiones fuera del municipio, era conocido como el misatger.


   Musulmanes, judíos y cristianos convivieron de forma pacífica en Castellón de la Plana, hasta finales del siglo XV, al igual que en las restantes poblaciones de su gobernación. Bien es verdad que los cargos principales estaban en manos de la comunidad cristiana, pero se permitía que cada colectivo conservara sus costumbres, tuviera sus negocios y celebrara sus fiestas de acuerdo a las creencias de cada religión. La judería castellonense se encontraba entre las actuales calles de Gracia y Caballeros. Este colectivo vivía en Burriana, en los alrededores de la actual calle de los Desamparados, aunqeu de su judería ya no quedan vestigios. En Castellón de la Plana disponían de su propia sinagoga situada en la actual calle de Antonio Maura. Se dedicaban a oficios artesanales, comercio y, sobre todo,  a prestar dinero. Esta última actividad les originó algún problema. Con el edicto de expulsión dictado por los Reyes Católicos en 1492, tuvieron que abandonar la vila numerosas familias hebreas que habían convivido con el resto de los vecinos de las distintas poblaciones, pero ya con anterioridad su número y propiedades disminuyeron notablemente.


Actual iglesia de San Nicolás en la calle Alloza, antigua mezquita musulmana

   La presencia islámica en nuestras tierras es muy anterior a las conquistas de Jaime I. En el caso de Castellón de la  Plana , existía un pequeño núcleo de población en los alrededores del Castell Vell así mismo, numerosas alquerías diseminadas por el actual término municipal. Restos de la etapa musulmana se han encontrado en distintos lugares. Los historiadores coinciden en señalar que la actual comarca de la Plana no fue una zona muy poblada hasta que pudo llegar el agua del río Mijares. SE trataba de una franja de tierra pantanosa y por lo tanto difícil de cultivar. Por otra parte, al no disponer de cotas elevadas su defensa era mucho más complicada que las comarcas del interior de la actual provincia.
   Antes de la reconquista los musulmanes de estas tierras se dedicaban a la agricultura y ganadería, por lo que eran partidarios de tener sus viviendas junto a las tierras que cultivaban. Por la dispersión de sus residencias, nunca se han podido concretar el número de moros que habitaban cada población. Después de la reconquista cristiana, aunque a los musulmanes se les permitió permanecer dentro de los muros de las poblaciones, nunca les resultó fácil convivir con la comunidad cristiana. En algunos lugares fueron discriminados e incluso perseguidos. En Castellón de la  Plana, la necesidad de contar con mano de obra para trabajar las tierras y la crisis demográfica de los últimos años del siglo XIV, hizo posible que se consiguiera un privilegio real para que se construyera una aljama musulmana. La convivencia del Islam con los cristianos se incrementó en 1459, al instalarse en la villa veinte familias musulmanas procedentes de Borriol. También desde otros pueblos fueron llegando un centenar de miembros de la comunidad islámica.

   La zona comprendida entre las calles Enmedio, Alloza, Cervantes y Antonio Maura, albergó alrededor de cuarenta familias musulmanas durante casi cien años. La aljama disponía de una mezquita; pero en 1525 al publicarse el decreto que obligaba al bautizo de todos los musulmanes, se convirtió en la actual iglesia de San Nicolás, pequeño templo que todavía existe en la calle Alloza. 

lunes, 28 de septiembre de 2015

IX.- CASTELLÓN DE LA PLANA DURANTE LA EDAD MEDIA


Hasta que Jaime I permitió el traslado de los antiguos pobladores al emplazamiento actual, nuestros antepasados vivían en el cerro del Cstell Vell, de manera similar al resto de quienes habitaban en la Península Ibérica durante aquellos oscuros años de la Edad Media. Durante la etapa medieval cristiana, los vecinos debieron soportar el poder ejercido por los monarcas, la Iglesia y los nobles, pero con anterioridad, es probable como afirman algunos historiadores,que los antiguos cristianos fueran sometidos e incluso de alguna manera esclavizados, por los musulmanes. Es probable que en el cerro donde se encuentra el actual ermitorio de la Magdalena, no vivieran más de cincuenta o sesenta personas que no tendrían más remedio que dedicarse a la agricultura propia de las zonas montañosas, si bien, desearían poder vivir en el llano donde sabían que existía abundante agua. De ahí que, cuando el rey Jaime I conquistó nuestras tierras, se dirigieran al monarca con el fin de que les autorizara a ocupar el llano que podían observar desde sus modestas moradas. 


Ruinas del Castell Vell

   A los primeros pobladores se les asignó una casa y una pequeña huerta. El reparto lo hacían los denominados repartidors y quienes aceptaban aquella especie de donación se comprometían a residir allí durante un periodo mínimo de cinco años. En el denominado llibre del repartiment se consignan todas las donaciones que se llevaron a cabo en el Reino. Los primeros años de la nueva población, la mayor parte de los hombres se dedicaban a la agricultura o a otros oficios artesanales. También existían comerciantes, religiosos y funcionarios públicos. Las mujeres se ocupaban de los hijos y las tareas domésticas, aunque algunas también llevaban a cabo distintos trabajos para contribuir al mantenimiento de la familia. 
   Los últimos años del siglo XIV y en el XV, la población experimentó una serie de cambios notables. Los comerciantes tenían más importancia en la vida local; aunque la agricultura seguía constituyendo la base de la economía. Los niños se pasaban la mayor parte del día en la calle y jugaban a las birlas, al boli o la trompa. Durante las ferias o en las grandes solemnidades se lidiaban toros y disputaban pruebas deportivas en las plazas Para jugar a pilota se utilizaba algún muro desprovisto de ventanas y alguna de las calles, aunque con tel tiempo se construyeron trinquetes. Hasta la Iglesia Mayor llegaba algún sermoner durante las grandes solemnidades. Al terminar la función religiosa solía organizarse alguna procesión que solía estar presidida por el clero y las autoridades. De los bailes más apreciados eran el ball pla y la jota, que solían estar amenizados por músicos forasteros contratados por el consell. 
   

sábado, 26 de septiembre de 2015

VIII.- LOS SUCESORES DE JAIME I. EL COMPROMISO DE CASPE


El primogénito del rey Jaime I de Aragón fue el infante don Alfonso, pero al fallecer antes que su progenitor, al Rey Conquistador le sucedió en el trono su segundo hijo llamado Pedro, fruto de su matrimonio con la reina Violante de Hungría. Nació en Valencia el año 1240. Pedro III de Aragón y I de Valencia, es conocido en la Historia como Pedro III el grande.
   A don Pedro de Aragón le sucedió su hijo mayor don Alfonso, llamado el Liberal. Subió al trono con el nombre de Alfonso III. El infante don Alfonso había nacido en la ciudad de Valencia el año 1265. Era hijo del Rey de Aragón y de su esposa Constanza de Sicilia. Don Alfonso, después de gobernar durante seis años, murió sin descendencia. A pesar de su corto reinado, fue importante para Castellón de la Plana puesto que el 12 de septiembre de 1287 donó la villa al abad del Monasterio de Poblet. Sin embargo, el 25 de octubre de 1286, incorporó a la corona la ciudad de Segorbe previo pago de cinco mil sueldos reales valencianos, prometiendo que nunca la permutaría ni la segregaría. 
   Al morir sin descendencia su hermano mayor Alfonso III, le sucedió en el trono de Aragón su hermano mayor que lo hizo con el nombre de Jaime II, conocido como el Justo. Su reinado fue largo reinado que duró treinta y seis años en los que el Reino de Valencia alcanzó su total consolidación. El 11 de enero de 1297, Jaime II el Justo, siguiendo el deseo de los castellonenses, pagó una gran suma de dinero al Monasterio de Poblet para comprar la villa de Castellón de la Plana.
   Tras el fallecimiento de Jaime II y la renuncia al trono de su primogénito Jaime, subió al trono su segundo hijo Alfonso, cuya madre era doña Blanca de Anjou. En la historia es conocido como el Alfonso IV el Magnánimo, reinó en Aragón, Valencia, Córcega, Cerdeña y en los condados de Barcelona y Urgel. Falleció en Barcelona durante el año 1336. Sus hijos don Fernando y don Juan, murieron asesinados en el parador real de Castellón el 12 de junio de 1353.  Al parecer don Fernando 

  
                                               El Parador Real de Castellón se encontraba
                                               en el solar sobre  el que se edificó la actual
                                               Iglesia de San Agustín en la calle Mayor.

había sido invitado a comen en el parador, por su hermano el rey Pedro IV el Ceremonioso, en las dependencias del antiguo parador real y allí fueron asesinados los infantes por Pero Cattilo y el conde de Trastamara. Don Alfonso IV, a pesar de haber prometido que nuestra villa nunca sería separada del patrimonio real, para poderse casar con doña Leonor de Castilla, ofreció como dote la villa de Castellón, con lo cual la capital de la Plana comenzó a depender del reino valenciano.
   A don Alfonso de Aragón le sucedió Pedro IV, conocido por el del punialet por llevar siempre en lugar muy visible un puñal. Tuvo un largo reinado que duró más de cincuenta años.


Durante el reinado de Pedro IV se redactaron las primeras ordenanzas de Castellón de la Plana. En ellas se concretaba la manera como debía gobernarse la villa. Así mismo se consiguió que la ciudad volviera a depender de manera exclusiva del Rey. En sus tiempos se creó el Condado de la Plana, integrado por las poblaciones de Castellón de la  Plana, Vila-real, Nules y Vall d'Uixó. El último conde de la Plana fue el infante don Juan, heredero a la corona a la que accedió tras el fallecimiento de su padre. Así mismo donó un inmueble en Vila-real a uno de sus servidores con la condición de que fuera siempre destinado a posada de reyes.
   A don Pedro de Aragón le sucedió el primer hijo de su matrimonio con doña Leonor de Sicilia. El  infante don Juan  nació en Perpiñán en 1360. Subió al trono con el nombre de Juan I. Bajo su reinado se suprimió el cultivo del arroz en los humedales de la Plana, al ser considerados el origen de numerosas enfermedades. Al morir de manera repentina en una cacería, sin descendientes varones, le sucedió en el trono su hermano Martín.
   Martín I de Aragón fue el último de los reyes de la denominada casa de Barcelona. Junto con su esposa doña María Luísa fundaron la Cartuja de Vall de Crist que se hizo cargo de la Iglesia Mayor de Castellón de la Plana. Así mismo, el 25 de noviembre de 1402 firmó la autorización para que pudiera crearse una nueva aljama en la morería de nuestra ciudad. Al morir sin herederos, el trono se lo disputaron hasta seis pretendientes por lo que se originó un gran conflicto.


El problema de la sucesión a la corona de Aragón pudo resolverse gracias al Compromiso firmado en Caspe. En la ciudad aragonesa se reunieron representantes de Aragón, Cataluña y Valencia y tras firmarse el 28 de junio de 1412 el acuerdo, fue nombrado sucesor al reino de Aragón, don Fernando I de Trastamara. El infante don Fernando era nieto de Pedro IV el Ceremonioso y contaba con numerosos apoyos para ocupar al trono, entre ellos los de San Vicente Ferrer y también el del papa Benedicto XIII, con el que se entrevistó en Morella el día primero de julio del año 1345.
   
   

miércoles, 23 de septiembre de 2015

VII.- PRIMEROS POBLADORES DE CASTELLÓN DE LA PLANA. ROMERÍAS. LAS FERIAS


A medida que nuestros antepasados fueron descubriendo las fértiles tierras de la Plana, aquella pequeña población existente en el cerro donde se encuentra el Castell Vell y la ermita de la Magdalena se iba despoblando. Al mismo tiempo se incrementaba la que se había construido en el lugar elegido por Alonso de Arrufat. Durante 1272, es decir, apenas veinte años después de la fundación, ya fue necesario ampliar el recinto amurallado, debido a la gran cantidad de nuevos pobladores que llegaban al nuevo Castellón situado en la Plana. Tuvo gran trascendencia para que fuera así, el reinado de Jaime II, por cuanto otorgó importantes privilegios a los vecinos y con ello consiguió que gentes de otros pueblos se trasladaran hasta la nueva vila. Los traslados de domicilio eran muy frecuentes en la Edad Media ya que las familias buscaban por una parte las zonas con agricultura más productiva y por otra, los lugares donde la presión ejercida por los nobles, a través de sus impuestos, era menor. De ahí que para algunos historiadores haya sido considerado el año 1306, como el de la segunda fundación de la ciudad, al ser dotada de las funciones que bastantes siglos después, eran propios de una capital de provincia.


   Las primeras estadísticas que se conocen, muestran que hubo periodos en los que el número de habitantes descendió de manera considerable ya que la nueva vila, como tantas otras medievales, era muy sensible a las enfermedades, las guerras y a la emigración de numerosos vecinos. Fue muy curiosa la redistribución del vecindario en los barrios que consideraban más salubres. Las casas situadas junto a las acequias se fueron abandonando y sus moradores se instalaron, durante el periodo comprendido entre 1470 y 1530, en los barrios situados al oete.
   Para los primeros moradores del Castellón situado en la Plana, la religión era muy importante. Una prueba de ello fue el fervor que generó el hallazgo de Perot de Granyana y otra no menos importante, las primeras procesiones que se organizaban desde la Plaza Vieja hasta el Castell Vell. El primer documento que deja constancia de ello es de 1375. No se puede asegurar si pudo ser la primera vez que se acudía en procesión, hasta la Magdalena. pero no existe constancia documentada en fechas anteriores. Aquellas primeras romerías se celebraban el tercer sábado de la Cuaresma. Fue en 1793 cuando se cambió del sábado al domingo siguiente.


   Es fácil suponer que aquellas primeras romerías o procesiones tuvieran, en un principio. carácter religioso y después se le debieron añadir algunos aspectos festivos. De cualquier forma, existen testimonios para poder afirmar que las romerías se han ido celebrando a lo largo de todos los siglos. Bien es verdad que hubo algunas interrupciones e incluso variaciones en el horario, pero la fiesta se ha ido vinculando, cada vez más, al hecho histórico de la fundación de la nueva ciudad. 
   En cuando a las primeras ferias que se celebraron en la nueva vila, no se han encontrado demasiados documentos firmados por el rey Jaime I, pero los pocos que se conservan tienen especial importancia para nosotros. Los primeros están relacionados con los privilegios otorgados a quienes se trasladaron hasta la nueva población. Uno muy curioso regula la forma en que debían adquirir la sal los vecinos de la nueva población. La sal era un producto muy difícil de conseguir. Su adquisición estaba regulada de forma muy especial. En todo el Reino solo existían nueve lugares donde se producía y Burriana era uno de ellos. 
   Aquellos primeros pobladores disponían de los artículos necesarios para sobrevivir. La mayor parte de ellos podían trabajar sus tierras y criar animales en sus propias casas e incluso por las calles del interior de la vila. Durante aquellos años de la Edad Media, era bastante habitual encontrarse por las calles de cual población: cerdos, gallinas, ovejas y otros animales domésticos. Los vecinos lo aceptaba, pero las autoridades olían esforzarse para lograr una mayor limpieza, aunque no siempre lo conseguían. Sin embargo, durante la celebración de algunas fiests religiosas y sobre todo, en los días feirados, las poblaciones se adecentaban y engalanaban para que se pudieran desarrollar los actos programados con la dignidad requerida.
   Las ferias eran considerados imprescindibles para poder adquirir artículos que se producían en otros lugares. Los habitantes de la nueva vila podían adquirir en ellas: tejidos y productos manufacturados, pero sobre todo, las herramientas y animales necesarios para la agricultura. Así mismo, los propios vecinos podía ofrecer a quienes venían de otros lugares, los que les sobraban de su consumo. De esta forma, desde que se consiguió el traslado, los castellonenses trataron de obtener la preceptiva autorización real para poder celebrar una feria. Apenas dieciocho años después de la fundación, el rey Jaime I autorizó la primera que se pudo celebrar en el nuevo Castellón situado en la Plana.


     Un documento de fecha 9 de mayo de 1269, señala que la feria debía comenzar ocho días antes de san Lucas, es decir, el 10 de octubre y podía permanecer durante diez jornadas consecutivas. Posteriormente se consiguió modificar, tanto la fecha de celebración, como la duración de la feria y de aquella primera de San Lucas deriva la que todavía en la actualidad se celebra con ocasión de la festividad de Todos los Santos. Durante el reinado de Jaime II se consiguió también un terreno, situado al oeste de de las murallas, donde se llevaban a cabo las operaciones de compra y venta de ganado. El resto de los puestos para comerciar con otros artículos, se instalaban en alguna de las cuatro plazas existentes, lugares donde también se llevaban a cabo las corridas de toros y los diferentes espetáculos de todo tipo que se celebraban con motivo de las ferias. 

   



lunes, 21 de septiembre de 2015

VI.- LA NUEVA VILA: CASTELLÓN DE LA PLANA. LA SANTA TROBALLA


Sin ninguna duda, Alonso de Arrufat acertó al elegir el emplazamiento de la nueva población. En los alrededores de la vila medieval existían buenas tierras para el cultivo, agua abundante, una extensa costa y era lugar de paso hacia las comarcas del interior. Por todo ello, la población comenzó a crecer muy pronto y se convirtió en una de las más importantes de la comarca. Localidades como Burriana, Vila-real y Almasora, no crecían a mismo ritmo que conseguía hacerlo la nueva vila a la que muy pronto comenzó a ser conocida como Castellón de la Plana. Era tanta la afluencia de nuevos vecinos que algunos se instalaban en sus alrededores. Parecía que el crecimiento iba consolidando la nueva población sin grandes problemas; pero como todos los comienzos, aquellos primeros años no fueron fáciles para nuestros antepasados. 
   Cabe citar, en primer lugar, que tras el fallecimiento de Jaime II, su hijo don Alfonso no hizo caso a la promesa de su padre y como dote de boda. al casarse con doña Leonor de Castilla, le entregó la villa de Castellón situada en la comarca de la Plana. Sin embargo, el 14 de septiembre de 1336, como consecuencia de la presión ejercida por los jurados ante Pedro IV, fue restituida a la corona. 
   Pero el Rey no accedió de buen grado a las pretensiones de los castellonenses, por lo que tomó distintas decisiones que no gustaron a los vecinos. No obstante, lograron que se convocara en la ciudad un parlamento donde, a partir del carnaval de 1337, se reunieron representantes catalanes, aragoneses y valencianos, junto con legados pontificios, prelados y otros relevantes personajes.
   Por otro lado, las desavenencias entre los nobles y el Rey, dieron lugar a la llamada guerra de la Unión. Castellón tuvo que resistir, como pudo, el aaslto de diez mil soldados reales. Trece vecinos fueron ahorcados en la antigua plaza de la Iglesia, durante aquellos sucesos ocurridos en 1341.
   Parecía que no iban a finalizar nunca las desgracias en la nueva vila. En más de una ocasión tuvo que intervenir el infante don Pedro, Conde de Ribagorza y señor de las montañas de Prades, para mediar en los conflictos que se originaron durante aquellos años. Una de las más importantes cuestiones que resolvió la habilidad y sabiduría de don Pedro fue la disputa para el uso de las aguas del Mijares por las distintas poblaciones de la Plana que tenían derecho a hacerlo. 

Escultura de Perot de Granyana (Juan Bautista Adsuara)

  En 1366, apenas transcurrido un siglo desde el traslado y fundación de la nueva población, la convivencia entre los vecinos de la vila era difícil y también resultaba complicada la relación con los pueblos de la comarca; sin embargo, ocurrió uno de los hechos más importantes para el futuro de la ciudad. Un buen día, el arado con el que un labrador estaba trabajando su huerto, se quedó atrancado con algún obstáculo que impedía el avance de sus bueyes. Perot de Granyana, que así se llamaba aquel agricultor, no podía conseguir que los animales continuaran avanzando. Pronto se dio cuenta que,  junto a un almez, una enorme piedra era la culpable del atasco. Al agacharse para retirar el pedrusco, encontró una pequeña imagen de la Virgen María tallada en mármol. 


   Perot debió quedarse petrificado cuando, veinticuatro horas más tarde, comprobó que a pesar de haber llevado la pequeña imagen hasta su domicilio el día anterior, sus bueyes volvieron a detenerse en el mismo lugar. El bueno de Perot tuvo que retirar, una vez más, la piedra que impedía el avance de sus animales. Ante su sorpresa, pudo comprobar que bajo ella, volvía a estar la pequeña imagen de la Virgen. Aquel divino hallazgo y los hechos que lo rodearon, corrieron de boca en boca por toda la población. El Consell mandó construir una sencilla capilla en el mismo lugar donde Perot encontró la pequeña imagen. Aquella primitiva ermita quedó en ruinas con el transcurso de los años, pero el pueblo de Castellón de la Plana supo sustituirla, no sin grandes dificultades, por otros templos mucho más dignos. De aquellas antiguas construcciones y algunas reformas llevadas a cabo, deriva la actual Basílica donde se venera la imagen de la Patrona de Castellón de la Plana.

                                                Ermitorio de Lidón durante el siglo XIX
   
   

jueves, 17 de septiembre de 2015

V.- JAIME I Y CASTELLÓN. ORIGEN DE CASTELLÓN DE LA PLANA


Las tierras castellonenses fueron el primer escenario donde se libraron las batallas para conquistar el Reino de Valencia. Jaime I de Aragón comenzó reconquistando Morella y Burriana, después sus tropas entraron victoriosas en Peñíscola, el castillo de Xivert, Cervera y Almasora. En el Llibre dels feits, la autobiografía del Rey Conquistador, se cita que desde Burriana se llevaron a cabo incursiones para conquistar Castelló de Buriana, Borriol, les Coves y el Alclatén. «De aqui feien cavalcades, e guanyam Castelló de Burriana, e Borriol, e les coves de Vinromá, e Alcalatèn e Vilahomeç». 

   Con el fin de que las tierras conquistadas, siguieran siendo trabajada, al contrario de lo que hacían los monarcas de otros reinos cristianos, Jaime I permitía que los moros continuaran utilizando sus antiguas fincas, de esta forma la casa real, los nobles o los obispos, podían continuar recibiendo los tributos ofreciendo, a cambio, su protección en caso de que sus tierras fueran invadidas.
   La comarca de la Plana fue entregada por Jaime I al infante don Pedro de Portugal. En ella la convivencia pacífica entre los primeros pobladores cristianos y los musulmanes se mantuvo hasta 1247, cuando algunos musulmanes se sublevaron. El Rey no tuvo más remedio que expulsarlos. Al abandonar sus alquerías y por tanto los cultivos, se origió un convlicto entre el infante de Portugal y el Rey Conquistador que necesitó la intervención de la reina Violante para conseguir que las propiedades abandonadas les fueran entregadas a distintas familias cristianas que habían convivido con sus antiguos propietarios y conocían las más imprescindibles labores agrícolas. Esta decisión fue muy importante para el futuro de Castellón ya que por una parte don Pedro continuó rentas de las tierras que le habían sido entregadas y al mismo tiempo peermitió que algunos de los moradores del poblado situado en la montaña, conocieran las posibilidades agrícolas que permitían las ricas tierras de la llanura de las que ya tenían las mejores referencias.


   Cuando los habitantes del antiguo castillo y los nuevos cristianos que iban llegando, se convencieron de las posibilidades de la Plana, comenzaron a solicitar al Rey que les fuera permitido llevar a cabo el ansiado traslado; sin embargo, a pesar de su insistencia, aún hubieron de pasar algunos años hasta que Jaime I accedió al traslado hasta el lugar que creyeran conveniente dentro de los dominios del castillo de Castellón. Fue en un documento firmado en Lérida el día 8 de septiembre de 1251 cuando se formalizó la autorización. El Rey encargó a su lugarteniente en el Reino de Valencia, don Ximén Pérez de Arenós, que interviniera en los trabajos necesarios para llevar a cabo el traslado. Nada tiene que ver este documento con la carta puebla que se concedió, en 1239 por el conde Nuño Sancho, señor del Rosellón y también de la Villa, en la que daba permiso a que cincuenta y cuatro vecinos se instalaran y construyeran una población cristiana amurallada en los alrededores de la alquería de Benimahomet, por cuanto después de la sublevación de Al–Azraq en 1247, Jaime I decretó la expulsión de moros valencianos y las tierras del actual término municipal de Castellón de la Plana, quedaron prácticamente desiertas, por lo que se debe admitir que la verdadera repoblación del llano, se hizo con cristianos después del documento fechado en Lérida en 1251.


   Ximén Pérez de Arenos no pudo cumplir el mandato del Rey. Aunque no está documentado de manera fehaciente, parece ser que fue Alonso de Arrufat quien se encargó de elegir el lugar más adecuado para emplazar la nueva población, así como de los trabajos necesarios para señalar el trazado de las murallas de la Vila.
   En los terrenos elegidos para construir la futura población, según parece, existían ya diferentes casas y un camino que las unía e incluso un pequeño núcleo habitado. Coinciden la mayor parte de los autores en señalar que se trataba de la alquería llamada de Benirabe, mientras que el camino pudo dar origen a la que se convirtió en la actual calle Mayor de Castellón de la Plana.


   En un primer momento se dispuso que la nueva población ocupara una superficie de ciento veinte hanegadas. Esta extensión se consideró suficiente para albergar al centenar de personas que se iban a instalar en la nueva población, pero a medida que iban llegando nuevas familias al enclave, se decidió ampliar los terrenos hasta casi doblar la superficie inicialmente prevista.
   El recinto amurallado comprendía los terrenos que en la actualidad están limitados por: la plaza de Clavé, calle San Luís y plaza de María Agustina en el linde norte; calle Gobernador y plaza de Borrul en el del este; calles Escultor Viciano, Gasset, Puerta del Sol y Ruiz Zorrilla por el sur. El linde oeste quedaba en el interior de la manzana comprendida entre la avenida del Rey don Jaime y calle Alloza. 
   En cuanto a la cantidad de entradas a la nueva población fue ampliándose con los años. En un principio bastaron con disponer una en cada uno de los puntos cardinales, pero la nueva Vila medieval situada en la Plana, llegó a tener ocho. Por el norte se podía acceder a través de la puerta llamada de la Purísima, coincidente con el final de la calle de Enmedio actual. Existía también el portal del Hospital en la Plaza de María Agustina, la de la Illeta en la actual calle Gobernador, el portal del Agua a la altura de la Plaza Cardona Vives y la del Roser frente a la plaza Borrull. El portal del Olm estaba frente a la plaza de la Paz y por él se accedía a la calle Mayor. La puerta de Valencia o del Sol era el acceso a la calle Enmedio. Por el oeste, existía la puerta de la Fira a la altura de la actual calle de Colón.

  

JAIME I DE ARAGÓN


La vida y gestas del rey aragonés han sobrepasado lo que la Historia ha podido certificar como cierto. Su propia imagen contribuyó a ello. Por lo que cuentas sus biógrafos, sobrepasaba en un palmo al hombre más alto de su tiempo. El pelo rubio, su cutis blanquecino, los ojos negros, una fuerte constitución, duro carácter, además de su innegable inteligencia y cultura, ayudaron a darle una imagen poco frecuente en la Edad Media. 
   Con anterioridad a su nacimiento e incluso de ser engendrado, ya había entrado en la leyenda. Su madre, María de Montpelier, era la esposa de Pedro II de Aragón. El matrimonio no mantenía una buena relación y el Rey estaba esperando que el Papa lo anulara para poder casarse, por cuarta vez, con una hermosa doncella de la que estaba enamorado.  Un emisario, obedeciendo órdenes de la Señora de Montpelier, le hizo creer al Rey que la joven accedía a un encuentro amoroso en su propio palacio, pero debía llevarse a cabo en una habitación que permanecería completamente a oscuras ya que la doncella, de la que estaba enamorado era muy pudorosa. La Reina, convenientemente disfrazada, se hizo pasar por la hermosa joven. Después de consumar el acto, ella misma se lo contó a su marido. María quedó encinta del encuentro, permaneció los nueve meses del embarazo en el propio palacio de Montpellier y allí mismo, el día 2 de febrero del año 1208, nació su hijo, es decir, el que la Historia conoce como Jaime I el Conquistador.


Con Jaime I se inició la casa de Barcelona al descender por línea paterna, de Ramón Berenguer IV. Tanto para el Reino de Argón, como par la reconquista cristiana de la península fue un personaje fundamental; pero su reinado no pudo comenzar peor. Pedro II, su padre, falleció a consecuencia de las heridas recibidas en la batalla de Muret en septiembre de 1213. Su madre también murió aquel mismo año. La regencia quedó en manos de su tío, el conde del Rosellón: Sancho Raimúndez. Después de muchas vicisitudes, el joven Jaime pudo acceder al trono en 1225. Fue entonces cuando pudo conseguir que los nobles del Reino le entregaran los recursos necesarios para afrontar la conquista del archipiélago Balear. También logró firmar documentos con Fernando III de Castilla y Luís XI de Francia para fijar las zonas de expansión de los respectivos reinos, poniéndose de eta manera fin a los conflictos de épocas anteriores entre los propios reyes cristianos.

   Jaime I se casó en tres ocasiones y no lo hizo con una cuarta, al no acceder el Papa a la anulación de su matrimonio. En 1221 celebró su primera boda; el monarca apenas contaba trece años de edad y su mujer doña Leonor, hija de Alfonso VIII de Castilla, diecinueve. Este matrimonio fue anulado por la Iglesia después de haber nacido su primer hijo que falleció en 1260, cuando ya había sido nombrado sucesor a la corona de Aragón. La disolución del primer vínculo matrimonial le permitió casarse con la princesa Violante, hija del rey Andrés II de Hungría, el día 8 de septiembre de 1235. Doña Violante tuvo diez hijos, de ellos cuatro varones, entre los cuales Pedro III el Grande que fue quien sucedió en el trono de Aragón a su padre Jaime I el Conquistador.
   Al fallecer Violante de Hungría, Jaime I se casó en secreto, con doña Teresa Gil de Vidaurre. De esta unión nacieron dos hijos. Posteriormente quiso que el Papa anulara el matrimonio al asegurar que doña Teresa había enfermado de lepra. A esta disolución nunca quiso acceder el Pontifice.
   En 1275, después de dos fallidos intentos de llegar a Tierra Santa y con más de sesenta años, acudió a sofocar una sublevación de los mudéjares valencianos, pero fue derrotado y ya no consiguió nunca recuperarse. En el mes de julio de 1276 falleció el Rey don Jaime I de Aragón que había logrado conquistar el Reino de Valencia.


miércoles, 16 de septiembre de 2015

AEROPUERTO DE CASTELLÓN

       La fecha de ayer 15 de septiembre de 2015 puede ser histórica para la provincia de Castellón


       Desde bastante antes de que el proyecto de un aeropuerto a construir en la provincia de Castellón fuera una realidad, esta instalación ya ocupó titulares en los diferentes medios de comunicación. Algunos técnicos afirmaban que el emplazamiento no era el idóneo o incluso podría ser peligroso. Cuando se aprobó el proyecto, al iniciarse las obras, cuando estas concluyeron. Al obtenerse los diferentes permisos necesarios. Sobre todo, siempre que algo nuevo sucedía en las instalaciones de Vilanova de Alcolea, surgían las dudas de unos y las críticas de otros. Casi nadie daba un "duro" por el Aeropuerto de Castellón. 


   El día después de que llegaran 188 pasajeros a las pistas del Aeropuerto de Castellón y algunos otros regresaran a sus países utilizando sus instalaciones, la polémica continúa y...continuará. Supongo que siempre ha ocurrido algo parecido cuando se ha hecho algo similar. La Historia está llena de casos similares. Luego, será el tiempo quien quite o dé razones. Si esta inversión era necesaria, dentro de nada se olvidará todo lo que ha ocurrido hasta ahora. El turismo, uno de los motores de la economía provincial, puede ser el gran beneficiado. Tan válida es la teoría de que se debe sembrar para recoger frutos, o lo que es lo mismo: Si no se hacen antes las inversiones necesarias para potenciarlo, poco crecerá el número de turistas que lleguen hasta nuestra provincia, como advertir que: Primero hay que tener una cantidad suficiente de clientes potenciales, para hacer una inversión tan considerable.  De lo que no cabe ninguna duda es que la fecha del 15 de septiembre de 2015 formará, a partir de ahora, parte de la historia de la provincia de Castellón.


martes, 15 de septiembre de 2015

IV CASTELLÓN DE LA PLANA ANTES DEL TRASLADO


La mayor parte de los historiadores y estudiosos del tema opinan que en el cerro donde se encuentran las ruinas del Castell Vell y el ermitorio de la Madalena, debió existir un pequeño poblado entre los siglos III y IV a. C., y así mismo ya durante la dominación romana lo que en latín se llamaba Vicus, es decir: un asentamiento humano que disponía de algún tipo de fortificación. 
   Después de la invasión de los árabes en la Península Ibérica, la actual provincia de Castellón debió formar parte del territorio que se denominaba Sarq-al-Andalus y nuestras tierras estaban muy relacionadas con las del bajo Aragón, Tarragona y Valencia. Durante más de cuatrocientos años nuestras comarcas estuvieron muy poco habitadas. Tan solo se puede hablar de dos poblaciones fortificadas: Onda y Burriana, algunos castillos, como los de Almenara, Xivert, Morella, Culla, Peñíscola, Montornés, Vall d'Uixó y Jérica y numerosas alquerías repartidas por las zonas más fértiles.
   El monarca aragonés Pedro I, junto con don Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como el Cid Campeador, tomaron el castillo a finales del siglo XI de nuestra era, aunque más adelante, tal como solía ocurrir en las conquistas que llevaba a cabo el famoso caballero castellano, volvió a pasar a manos musulmanas, por cuanto él iba de paso y la corte aragonesa estaba en Huesca.  


   Sin embargo, los reyes de Aragón debieron creer que el castillo, conocido por algunos autores como Castiglione Ripa de Mare, pertenecía a su corona ya que, en 1178 Alfonso II y su mujer Sancha se lo entregaron al obispado de Tortosa. 


Don Rodrigo Díaz (El Cid Campeador) era natural de Vivar, población castellana donde nació en 1043. Sufrió un destierro ordenado por el rey castellano-leonés don Alfonso VI en 1081 y murió en Valencia en el año 1099. Su biógrafos hablan de proezas que lo convirtieron en un personaje de leyenda. Cuentan que era admirado tanto por los cristianos, como por los musulmanes e incluso se dice de él que fue capaz de ganar alguna batalla,  después de muerto.  El Cid tuvo una gran importancia tanto para la Historia de Castilla, como para la de Aragón. Los cristianos lo conocían como el Campeador y los musylmanesle llamaban Mio Cid. 


Luchó al lado de don Sancho II de Castilla en las batallas que mantuvo este monarca contra su hermano don Alfonso. A pesar de que murió don Sancho y se coronó rey  Alfonso VI, el nuevo monarca mantuvo a don Rodrigo como jefe de sus tropas y le permitió contraer matrimonio con su sobrina doña Jimena, pero según algunos historiadores, al haberle obligado a jurar que no había tenido nada que ver con la muerte de su hermano SAncho, don Alfonso lo desterró. 
   Fueron muchas y muy notables las hazañas de don Rodrigo en tierras valencianas. Siempre que conquistaba alguna ciudad lo hacían en nombre del Reino de Castilla, como ocurrió con la ciudad de Valencia en 1094. Al morir, durante los cinco años posteriores, su esposa doña Jimena continuó defendiendo la ciudad hasta que fue tomada por tropas almorávides en 1101 


LOS VISIGODOS EN LA PENÍNSULA IBÉRICA


Durante la dominación visigoda toda la península Ibérica acataba las decisiones de una única persona que residía en Toledo, convertida por Leovigildo en la capital del Reino. No fueron tiempos fáciles, por cuanto la existencia de una nueva religión y algunas costumbres del nuevo invasor, dividieron a los hispanos en dos partes. Los visigodos eran arrianos, herejía surgida durante los primeros tiempos del cristianismo. Las discusiones entre arrianos y cristianos


no llegaron más lejos porque San Isidoro de Sevilla por una parte y la conversión al cristianismo del rey Recaredo, durante la celebración del III Concilio de la cristiandad celebrado en Toledo, permitieron que el pueblo se dedicara a consolidar la paz y permaneciera ajeno a cuanto estaba ocurriendo en el resto del mundo.

   Con el fallecimiento de Witiza, el penúltimo rey godo, los nobles eligieron sucesor a don Rodrigo. Quienes se consideraban con más derecho a la sucesión pidieron ayuda a los árabes que, durante aquellos años, se habían extendido por todo el norte de África y estaban ya en Tánger, ciudad situada frente al estrecho de Gibraltar gobernada por el general Muza.
   Un pequeño ejército musulmán, al mando de Tarik, lugarteniente de Muza, logró atravesar el estrecho en el año 711 y desembarcar en Gibraltar. Sin demasiada resistencia, ya que al parecer, muchos cristianos desertaron, Tarik logró derrotar a don Rodrigo en la batalla librada en la zona situada entre las aguas del río Guadalete y las de la laguna de la Janda.


   Nadie podía imaginar que aquella especie de paseo militar del año 711 en el sur de Andalucía, iba a suponer la presencia del pueblo musulmán, en la Península Ibérica, durante casi ocho siglos.
   Poca resistencia encontraron los árabes para apoderarse de un país que estaba dividido entre los seguidores de los dos últimos reyes visigodos. En apenas siete años lograron invadir la mayor parte de toda nuestra península. Sólo un grupo de cristianos logró frenar el avance de las tropas musulmanas, refugiándose en los montes asturianos. En el año 722 aquel puñado de hombres, dirigidos por don Pelayo, consiguió derrotar por primera vez desde la invasión a los musulmanes en la batalla de Covadonga. En las montañas astures comenzaba un largo periodo para reconquistar las tierras hispanas y expulsar a los musulmanes hasta el norte de África.

   Mientras en Asturias los cristianos pudieron resistir la invasión musulmana, el resto de las grandes ciudades de la Península Ibérica, caían en manos de los árabes que lograron ocupar la práctica totalidad de la antigua nación visigoda. Córdoba fue la ciudad desde donde se ejercía el poder musulmán. El emir Abderramán I decidió establecer, en el año 929, un Califato independiente del de Bagdad y ejercía todo el poder desde su palacio de Medina Zahara. 


   Durante muchos años se combatió duramente entre las tropas cristianas y las musulmanas. Importantes caudillos árabes como Almanzor que consiguió llegar a ciudades tan distantes de Córdoba, como Barcelona o Santiago, tuvieron que enfrentarse a los ejércitos de los distintos reinos cristianos que surgieron en la Península Ibérica. 
   El poder del califato de Córdoba era enorme. Llegó a convertirse en la corte más refinada de todas cuantas existían. No solo se lo proporcionaba un ejército poderoso y bien organizado, sino también una cultura y lujo que todavía se pueden apreciar en la mezquita de Córdoba (imagen anterior) y la Alhambra de Granada.

A partir de aquella primera batalla de Covadonga en la que los cristianos lograron vencer a los musulmanes, surgió en Asturias un reino fundado por don Pelayo. La sucesión al trono astur fue difícil. Los primeros reyes tuvieron que superar, en numerosas ocasiones, la presencia de las tropas musulmanes. Con muy pocos medios, aquellos primeros monarcas asturianos ampliaron sus posesiones por la Meseta Norte y fijaron su capital en León.
   Mientras tanto surgió el Reino de Navarra y uno de sus reyes: Sancho el Mayor, llegó a dominar los diferentes condados del Pirineo, dando así loguar al que, más adelante, sería el Reino de Aragón.
   Tras el fallecimiento de Almanzor, el ejército musulmán no solo perdió a su gran líder, también sus tropas entraron en un periodo de menor actividad. El Califato se fue disgregando en pequeños reinos de Taifas. Al mismo tiempo los cristianos se atrevieron a salir de sus refugios en los montes y llegaron hsta las costads mediterráneas. A pesar de que el ejército musulmán se había debilitado y los reyes cristianos lograban aumentar su potencia, la reconquista de todo el territorio hispano tardó todavía quinientos años en materializarse.
   De los primeros pueblos astures surgió el Reino Castellano-leonés y se formó también el de Portugal. El Reino de Navarra seguía fuerte. En el este de la Península se consolidó la Corona de Aragón, surgida con la unión de catalanes y aragoneses. De esta forma, mientras el resto de Europa había entrado en la Baja Edad Media, los problemas de los distintos reinos cristianos de nuestra península, continuaron siendo los mismos durante casi ocho siglos. No se lograron cambios notables aunque el territorio reconquistado por los cristianos iba superando al que permanecía en manos de los musulmanes.


domingo, 13 de septiembre de 2015

DE ROMA A BIZANCIO


Durante más de nueve siglos los romanos dominaron la mayor parte del mundo conocido. La república fue amenazada por alguno de los generales que deseaban lograr, para sus herederos, la continuidad en el poder, instaurando una monarquía. Julio César fue asesinado el año 44 a.C. En el triunvirato que le sucedió figuraba Marco Antonio que terminó sus días en Egipto junto a Cleopatra, con la que quiso formar un imperio desligado de Roma. Octavio se hizo con el poder y después de su fallecimiento, en 14 d. C. la sucesión se hizo hereditaria, comenzando de esta forma el Imperio Romano, cuya mayor prosperidad se alcanzó con Trajano entre 98 y 117 d.C.

   Roma dominaba Israel, pero dejaba que los judíos continuaran con sus creencias. En tiempos del emperador Octavio Augusto, cuando todavía los romanos dominaban el mundo, en el pequeño pueblo palestino Belén de Judea nació un niño al que bautizaron con el nombre de Jesús. Aquel joven comenzó a destacar por sus enseñanzas y su propio ejemplo consiguiendo arrastrar a un grupo de discípulos que tras su muerte predicaron sus doctrinas por todo el mundo. Cuatro de ellos recogieron su vida en los libros del denominado Nuevo Testamento que junto con los del Antiguo Testamento, forman la Biblia, libro sagrado del Cristianismo. En un principio, la nueva religión cristiana fue tolerada en el imperio romano, pero en el año 64 el emperador Nerón culpó a los seguidores de Cristo del incendio de Roma y se inició una etapa de persecuciones contra los cristianos que lejos de terminar con ellos fortalecieron su fe y el cristianismo tuvo que ser autorizado. 

   Roma comenzaba a dar síntomas de su debilidad. Los pueblos del norte de la actual Europa se aprovecharon para penetrar en la Península Itálica y en el resto de las tierras que habían constituido el Imperio Romano. Nuevas culturas comenzaron a dominar los distintos países. Suevos, vándalos y alanos lograron penetrar por el norte de Hispania, mientras que los visigodos atravesaron la Galia y consiguieron establecerse en el sur de la actual Francia y poco después en la península Ibérica. El año 554 Toledo se convirtió en la capital de un nuevo Estado peninsular.


   El emperador Diocleciano nombró dos césares y dos augustos para que reinaran en las cuatro regiones en que se dividió el Imperio Romano. Este sistema no llegó a tener gran trascendencia hasta que Constantino, al ver las dificultades por las que estaba pasando el Imperio de Occidente, trasladó la capital a oriente. Constantinopla fue el nombre que se le dio a la ciudad actual de Estambul. su estratégico emplazamiento en el Bósforo la acabó convirtiendo en la nueva capital del Imperio que alcanzó su mayor esplendor con el emperador Justiniano. Fue en 1453 cuando los turcos terminaron con el imperio de oriente, tal como lo concibió Constantino. Algunos historiadores toman aquel año como el comienzo de un nuevo periodo de la Historia, conocido como la Edad Media. 


jueves, 10 de septiembre de 2015

III (b) HISPANIA


Tanto los romanos como los cartagineses, al contrario que la mayor parte de los pueblos de la Antigúedad, no basaban su progreso en el comercio, sino en en las armas y el poderío de sus ejércitos. Las dos potencias aspiraban a dominar al resto de los pueblos que rodeaba el Mediterráneo; pero los romanos, además, con sus preparadas legiones y contando con los recursos económicos necesarios, aspiraban a conquistar los pueblos del interior de la Europa actual. No tardaron en llegar los enfrentamientos  entre las dos potencias, conocidas en la Historia como las guerras púnicas. En la primera de ellas los romanos lograr derrotar a Cartago. A partir de entonces, el general cartaginés Amilcar Barca decidió trasladar sus tropas a la península Ibérica. Al ejército cartaginés no le resultó fácil derrotar a los iberos.

   Cuando los romanos consiguieron derrotar por completo a sus enemigos, las ansias de expansión les llevaron, en primer lugar, hacia la franja situada junto al Mediterráneo. A la península Ibérica llegaron el año 218 a.C. Cuatro años más tarde se apoderaron de Cartago Nova, principl colonia fundada por los cartagineses. Desde la costa, las poderosas legiones romanas fueron avanzando por todo el suelo hispano y consiguieron imponerse en la práctica totalidad de la península. Los últimos pueblos en resistir fueron los del norte: galaicos, cántabros y astures, junto con los lusitanos.

   Para llevar a cabo sus conquistas, los romanos necesitaban desplazar sus ejércitos con la mayor rapidez posible y sin las interferencias que pudieran suponer la presencia de alguna población en sus inmediaciones. En nuestras comarcas castellonenses se encontraron con una rudimentaria infraestructura viaria. A medida que iban ocupando y consolidando el territorio, lo dotaban de grandes mejoras, incorporaban nuevos caminos, llevaban a cabo importantes obras de ingeniería y señalizaban las vías de comunicación.

   La romanización de nuestras tierras se apoyó en la existencia de la denominada Vía Hercúlea, importante ruta que desde Cartagena llegaba hasta los Pirineos y era ya utilizada durante la Antigüedad, por los distintos pobladores de la zona oriental de la península. El emperador Augusto la prolongó hasta Cádiz pasando entonces a ser conocida como Vía Augusta. A través de esta importante ruta, paralela a la costa, se podía transitar desde el extremo sur de la Península Ibérica, hasta los montes Pirineos, constituyendo algo así como el corredor mediterráneo de la época.  Estas grandes vías de comunicación estaban dotadas de indicaciones de las cuales eran de gran importancia los miliarios, una especie de columnas de piedra de forma cilíndrica que estaban colocadas a lo largo de las grandes vías, cada mil pasos.De la Vía Augusta nacían vías secundarias. Con ellas se accedía a las zonas de cultivo y a los pequeños núcleos urbanos. Tal es el caso del todavía existente camino del Caminás que entonces no solo atravesaba el actual término municipal de Castellón de la Plana, sino que llegaba hasta Sagunto. También los caminos d'En Trilles y la Senda de la Palla son ejemplos de aquellas vías romanas. 

   La población más importante, en la costa este peninsular durante la dominación romana, era Sagunto. No se tiene conocimiento de que se fundara ninguna gran ciudad en tierras castellonenses, aunque por los numerosos hallazgos arqueológicos y los estudios llevados a cabo, se tiene constancia de que existieron pequeños asentamientos. Según el historiador griego Estrabón, durante el siglo primero antes de Jesucristo, existía una ciudad denominada Cartalias. Algunos estudiosos han llegado a identificar este poblado, como el que antiguamente estaba situado en el cerro de la Magdalena y creen que durante la romanización ya estaba habitado. Sin embargo, para otros historiadores, el Pujol de Gasset fue el único asentamiento romano, aunque admiten que pudieron existir pequeños núcleos poblados.

   Con el hallazgo de distintas piezas en las diferentes excavaciones arqueológicas, se dispone de importantes datos, como los obtenidos a partir de los yacimientos de la Vilavella, Segorbe, Borriol, Nules, Forcall, Fila-real, Xilxes, Bejís, Rosell Vall d'Uixó y otros lugares de nuestras comarcas. Sin duda el monumento más importante de la dominación romana que se conserva en tierras castellonenwes, es el arco de Cabanes. Con todo ello se ha podido estudiar esta etapa de nuestra historia a través de las muestras de arte y cultura de los romanos que han ido apareciendo en distintos yacimientos arqueológicos, como las obras de ingeniería, los acueductos de Vall d'Uixó y Bejís, los restos del sistema de riego para utilizar las aguas del Mijares en Vila-real, pequeñas muestras de su arquitectura funeraria y religiosa, de loas que son buenos ejemplos, el Templo de Venus de Almenara y el Santuario de Santa Bárbara de Villavieja. En cuanto a la escultura, la del emperador Adriano encontrada en Borriol y la de bronce del dios Mercurio de Xilxes son casi las únicas que poseemos. Se conservan algunos restos de mosaicos romanos en Vall d'Uixó y el poblado de Benicató, en las proximidades de Nules. También se han localizado numerosos utensilios elaborados en cerámica, hueso y bronce que están repartidos por los distintos museos de nuestra geografía.

   El arco de Cabanes,erigido a principios del siglo II y declarado Monumento Histórico Artístico en 1931, está situado en el denominado Pla del Arc, a unos tres kilómetros de la población de Cabanes. Consta de un arco de medio punto de dos metros de radio apoyado sobre dos pilastras. Las piedras del monumento son de mármol. Constituye un tesoro único en la Comunidad Valenciana. Existen distintas teorías sobre el acontecimiento o motivo por el que fue levantado. Algunos estudiosos del tema opinan que se trataba de un arco de carácter privado que estaría situado en el interior de una finca. Sin embargo, cabe señalar que estos arcos solían construirse en las vías de comunicación y se levantaban en honor de algún personaje, teoría que pudiera ser válida ya que por el arco pasa un camino conocido en la comarca, como la Senda dels Romans.

   También se tiene la seguridad de que hasta el litoral castellonense llegaron naves romans, por el descubrimiento de ánforas. Así mismo a través de las inscripciones de un miliario descubierto junto al ermitorio de SAn vicente de Borriol, se pudo conocer que esta columna fue erigida en el año 250 de nuestra era y estaba dedicda al emperador César Trajano Decio y a su hijo Herenio. Otros miliarios se han encontrado en lugares por donde pasaba la Vía Augusta y el Camí dels Romans. 


                                                           El arco romano de Cabanes



   

miércoles, 9 de septiembre de 2015

III (a) NUESTRAS TIERRAS EN LA ANTIGÜEDAD


Se puede considerar que la Prehistoria finalizó cuando se tuvo la posibilidad de difundir los conocimientos mediante signos. Es probable que las primeras señales comenzaran a ser necesarias para poder comerciar. Los primeros mercaderes utilizaron unas marcas sobre piezas cerámicas con el fin de controlar el número de los distintos artículos producidos. Quizás de aquellos signos surgieran los primeros alfabetos y por tanto, la escritura.
   Las primeras culturas urbanas bien pudieron aparecer alrededor de 3.000 años antes de Jesucristo, a través de las relaciones comerciales de algunos pueblos von otras regiones situadas en sus proximidades. Sumerios, asirios y babilonios, son buenos ejemplos de aquellas primeras civilizaciones que primero se organizaron alrededor de una ciudad y después se convirtieron en reinos gobernados por un personaje que ejercía el poder absoluto y era considerado, en ocasiones, como uno más de us dioses. De aquellas primeras culturas y civilizaciones, cabe citar a las egipcias, persas y griegas, como las más importantes.

   El litoral castellonense durante la Antigüedad, venía a ser algo parecido al fin del mundo y por tanto, llegar hasta nuestras costas, debía suponer una especie de meta o reto par cualquiera de las grandes civilizaciones mediterráneas, ya que la Península Ibérica durante aquellos primeros años de la Historia, era la parte más occidental del mundo.  Algunos pueblos, con el tiempo, llegaron hasta nuestro litoral. La mayor parte de los historiadores creen que procedían de tierras situadas en el otro extremo del Mediterráneo, por cuanto allí se encontraban las civilizaciones que tenían suficientes conocimientos de la navegación para poderse arriesgar a llevar a cabo una larga travesía. Aquellos primeros pueblos debieron llegar durante el periodo Neolítico, en concreto alrededor de cinco mil años antes del nacimiento de Cristo. Los primeros pueblos que habitaron la costa mediterránea fueron denominados iberos puesto que los griegos conocían como Iberia a las tierras situadas en las proximidades del río Ebro, conocido entonces como Iberus.

   De entre los valiosos hallazgos iberos localizados en las proximidades de Castellón de la Plana, tiene especial importancia para nosotros el encontrado el año 1851 en el denominado Pujol de Gasset del Grao de Castellón. Según los especialistas en esta materia, la importante pieza encontrada data de un par de siglos a.C. Cuenta con gran cantidad de signos grabados sobre plancha de plomo y supone un hallazgo de gran valor arqueológico. Se trata de una lámina de plomo de cuarenta y cuatro centímetros de longitud por cuatro de anchura. En total, son veintidós las palabras grabadas en el plomo, repartidas entre cuatro líneas de escritura

   También existen restos iberos en la provincia de Castellón: Alcalá de Xivert, Benicarló, La Pobla Tornesa, Cabanes, Vall d'Uixó y el propio Grao. A través de ellos los expertos han llegado a conocer que nuestros antepasados eran buenos agricultores, cultivaban cereales, garbanzos, guisantes, lentejas y algunos frutales como manzanos, granados y sobre todo, higueras. Habitaban en zonas elevadas fáciles de defender y sus rudimentarias viviendas las protegían mediante murallas provistas de algunos torreones. Un resto de gran importancia lo constituye el murallón de piedra seca que e encuentra en la Muela de Ares. Tiene una longitud aproximada de 250 metros y junto a él existen restos de viviendas Bajo alguna de las piedras se encontraron huesos de cabra, perro, caballo y corzo. En sus alrededores se pudieron localizar hachas de sílex y una punta de lanza que a buen seguro, pertenecieron a un primitivo poblado. Es probable que los primeros iberos llegaran hasta las comarcas castellonenses, de otros lugares situados en el cauce del río Mijares. Una vez instalados en nuestras tierras, se establecieron en núcleos urbanos formados por viviendas rectangulares o cuadradas adosadas unas a otras. En su mayoría estaban construidas con materiales pétreos unidos con barro. Solían ser de una planta aunque  también las había que  disponían  de otro piso superior; se


Imagen de la muela de Ares del Maestre

    agrupaban en hileras que delimitaban verdaderas calles y todo el conjunto del poblado solía  prote-
    gerse con gruesas murallas que comenzaban siendo sencillas  empalizadas  hechas  con los árboles
    de la zona y terminaban formando verdaderos muros de piedra.

martes, 8 de septiembre de 2015

II CASTELLÓN EN LA PREHISTORIA


A pesar de ser la etapa más larga vivida por la humanidad, la Prehistoria es la menos conocida. El origen de la especie humana tuvo lugar hace, aproximadamente, cuatro millones de años en el continente africano. Al principio se agrupaban un pequeño número de individuos que se limitaban a buscarse el sustento, como si se trataran de una especie más de animales. Los primeros utensilios qu fabricaron estaban hechos con madera y hueso, hast que comenzaron a tallar la piedra.

 No es muy aventurado suponer que nuestras tierras estuvieron habitadas hace dos millones de años; sin embargo, han sido muy escasos los restos de aquel periodo previo a la Historia, encontrados en la actual provincia de Castellón. Una de las piezas prehistóricas más importantes es una piedra con filo cortante que logró encontrar el artista y arqueólogo don Juan Bautista Porcar Ripollés en las inmediaciones del Desierto de las Palmas. A comienzos del siglo XX los investigadores solían dirigirse a la cueva de la Seda, sita en las proximidades del ermitorio de la Magdalena. La mayor parte de sus hallazgos no fueron catalogados, pero algunos fueron presentados en la Exposición Internacional de Barcelona de 1929.

   Expertos en esta materia, como Francesc Gusi i Jener, llegaron a la conclusión de que algunas comarcas castellonenses fueron habitadas, durante la Prehistoria por distintas culturas humanas. Es lógico que fuera así, por cuanto nuestra situación geográfica, el clima templado y la abundancia de recursos naturales, permitieron, durante casi dos millones de años cuando la subsistencia era el principal problema, que estas tierras se convirtieran en un escenario adecuado para las mujeres y hombres primitivos.
   Ha sido una pena que diferentes transformaciones agrarias, así como algunas infraestructuras, hayan destruido posibles ycimientos arqueológicos y con ello la posibilidad de estudiar, con mayor precisión, nuestros orígenes. A pesar de ello, a través de los restos encontrados en las inmediaciones del Desierto de las Palmas y por los restos que se conservan en el Museo de Bellas Artes de Castellón de la Plana, se puede testificar la presencia de asentamientos humanos en nuestras tierras, por lo menos, unos cuatro mil años a.Cl, en algunos lugares próximos a la costa.

   También se han encontrado diferentes restos pertenecientes a la edad del bronce, con lo cual es seguro que durante aquel periodo, estaban habitadas las tierras próximas al litoral, como el cerro de la Magdalena, Tossal Gros, Pla del Moro o incluso la denominada Cueva de las Maravillas. También el profesor Esteve encontró restos de cerámica en las proximidades del Castellet de Nadal, por lo que se puede hablar de que pudiera haber existido allí, un poblado perteneciente a la Edad del Hierro. Estos materiales encontrados por don Francisco Esteve, debieron corresponder a echas comprendidas entre los años 900 y 700 antes del nacimiento de Jesucristo.
 
   Aquellos seres primitivos no aprendieron a escribir y apenas emitían algún sonido, pero supieron decorar las paredes rocosas de sus habitáculos con espléndidos dibujos. En muchos lugares de nuestra provincia existen sorprendentes muestras de aquellos primitivos artistas. Aunque las figuras de animales que decoran las cuevas cántabras de Altamira son las que han tenido mayor repercusión mundial, en la Comunidad Valenciana, se han encontrado ejemplos que por sus características, generan numerosos e interesantes teorías entre los grandes investigadores en esta materia que llegaron a nuestra provincia, a principios del siglo XX.

   Aunque con el transcurso de los años hayan llegado a desaparecer algunos restos que pudieron habver dejado nuestros antepasados en distintos lugares de la provincia de Castellón, todavía quedan los suficientes para que se haya podido estudiar su presencia entre nosotros. En la actualidad se pueden admirar un buen número de sus creaciones artísticas. En ellas, a diferencia de las pinturas de otros emplazamientos en los que solo se representaban animales, la figura humana se erige en protagonista. Los expertos en estos temas han podido conocer la forma de vida de aquellos primeros pobladores en cuevas y barrancos de Tirig, Morella, Ares, la Pobla de Benifassar, Villafranca, Xodos o Villafamés.


Se pueden apreciar grupos de hombres y mujeres danzando, siluetas de animales y muestras de sus hábitos de vida en las pinturas de nuestros antepasados prehistóricos.
 

Pinturas rupestres en el barranco de la Valltorta