Al fallecer Felipe IV fue nombrado sucesor a la corona española el príncipe Carlos que tenía cuatro años de edad, pero era el único hijo legítimo varón que le sobrevivió y el último de los que tuvo con Mariana de Austria quien ejerció la regencia, hasta que en 1675, su hijo fue considerado mayor de edad y pudo subir al trono. El gobierno de doña Mariana fue muy complicado puesto que a pesar de contar con una Junta de Regencia, confiaba más en su confesor, el jesuita de origen austriaco Nithard, personaje que nunca fue aceptado por el pueblo. durante algunos años la regente tuvo que soportar, al mismo tiempo, la oposición de don Juan José de Austria, hermanastro del futuro rey Carlos y el descontento de los súbditos, por todo lo cual, doña Mariana se recluyó en el Alcázar de Toledo. Cuando subió al trono era un joven introvertido, de piel blanquecina, poco dotado físicamente y apariencia enfermiza. Nunca se sintió capacitado para desempeñar sus funciones, por lo que dejó las cuestiones de Estado y del gobierno de la nación, en manos de sus validos. Contrajo matrimonio a los dieciocho años, con María Luisa de Orleáns, sobrina de Luís XIV de Francia. Esta primera esposa de Carlos II falleció en 1689. Al no contar con herederos, se casó en segundas nupcias con Mariana de Neoburgo.
Carlos II es conocido como el Hechizado a causa de que el pueblo creía, por su apariencia física y enfermiza, que había sido embrujado. Falleció en Madrid el primer día de noviembre de 1700 a los treinta y ocho de edad. Sus restos reposan en la Cripta del Real Monasterio de El Escorial.
Durante el reinado de Carlos el Hechizado, en concreto el 14 de febrero de 1673 fue trasladada la imagen de la Virgen de la Vallivana desde su ermitorio hasta la capital de els Ports donde una epidemia estaba causando millares de víctimas. Poco después de este hecho, desapareció el mal y las autoridades locales, en muestra de agradecimiento acordaron celebrar cada seis años, una novena. Desde entonces se celebran en Morella fiestas cada seis años.
En Castellón de la Plana se celebraron grandes fiestas para conmemorar la finalización de las obras de la capilla de la Comunión en su Iglesia Mayor, bendecida el 14 de agosto de 1670. Durante ocho días se organizaron festejos patrocinados por los distintos organismos públicos, gremios y agrupaciones de la ciudad. Además de solemnes funciones religiosas, se programaron los acostumbrados fuegos artificiales y extraordinarios festejos taurinos. Sin embargo, el acto que más llamó la atención fue el denominado "Estafermo". Se trataba de una especie de torneo en el que los competidores, montados sobre caballos y portando una lanza, debían hacer girar a un maniquí provisto de una armadura y sacos de arena, al mismo tiempo que evitaban los golpes. Para realizar aquella exhibición se montaron tribunas en la calle Mayor, frente al convento de Santa Clara.
El día 22 de abril de 1682 se puso la primera piedra del campanario de Vila–real. Las obras finalizaron en 1744. En la misma ciudad se celebraron festejos para conmemorar que el papa Alejandro VIII había canonizado a San Pascual Bailón, el 16 de octubre de 1691.
Durante un par de años, los vecinos de algunos pueblos de la Plana, habían sufrido una terrible peste que amenazaba terminar con la mayor parte de sus habitantes. En Castellón de la Plana se hicieron rogativas a San Cristóbal. Como quiera que a partir del día 10 de julio de 1698, cesaron de manera milagrosa las fiebres a los afectados y después ya no enfermó ningún otro vecino, se organizaron fiestas en honor del Santo y se acordó solicitar al Papa el nombramiento de San Cristóbal, como patrón de la ciudad.
Cuando finalizaba el siglo XVII en las tierras castellonenses, comenzaron gran número de construcciones religiosas. Los pueblos más importantes se sumaron a la moda barroca y los campanarios, ermitas, iglesias y retablos competían en conseguir los mejores resultados. Sin embargo la obra de arte más importante de esta época fue el Cristo Yacente o Santo Sepulcro de la cofradía de la Sangre de Castellón de la Plana. Es una pieza excepcional atribuida al imaginero valenciano Juan Muñoz, con claras influencias de los más grandes escultores de la época. No menos valiosa es la imagen de la Dolorosa que permanece en la iglesia de la Sangre de la capital de la provincia de Castellón y el San Francisco policromado de la iglesia de las monjas capuchinas.
La pintura valenciana, durante el siglo XVII, estuvo influenciada por el tenebrismo, o lo que es ibual, por el pintor Ribera. Durante cerca de dos siglos se creyó que el pintor Francisco de Ribalta había nacido en la calle Enmedio de la capital de la Plana, sin embargo, estudios posteriores demostraron que era natural de Solsona, aunque residió en Valencia y fue tal su repercusión en la pintura valenciana que se le atribuyeron numerosos cuadros que no salieron de su taller ni pinceles.



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