viernes, 6 de noviembre de 2015

DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA AL IMPERIO NAPOLEÓNICO

A pesar de algunos conflictos sociales y otros de carácter bélico, de singular importancia, el siglo XIX puede calificarse de un periodo de enorme evolución y progreso. Las monarquías absolutas parecían tener los días contados en la mayor parte de los países del mundo. En Francia, las personas más humildes se consideraban explotadas por una nueva y poderosa clase social formada por ciudadanos que se dedicaban al comercio y a distintas actividades industriales. Esta lucha de clases, junto a los nuevos conceptos de libertad, fraternidad e igualdad, surgidos a partir de las ideas de Voltaire y Rouseau, junto con la exención de impuestos que gozaba la nobleza y el clero, provocaron el descontento de la población. Los ciudadanos estaban convencidos de que debían hacer frente al rey Luís XVI, con la misma decisión que lo habían hecho los estadounidenses para lograr su independencia.                                           El 14 de julio de 1789 los vecinos más humildes de París, sin más armas que sus herramientas, decidieron asaltar la Bastilla que era la cárcel de la capital Francesa, pero para el pueblo significaba mucho más. Representaba el poder absoluto del Rey. Después, la revuelta se extendió a toda Francia. Los trabajadores destruían los palacios de los nobles que en algunos casos, huyeron del país. Los revolucionarios se enfrentaron a la Iglesia y se apoderaron de sus bienes. A los clérigos se les obligó a pagar impuestos. 
   A través de la denominada asamblea nacional, el pueblo se había hecho con el poder. El Rey aceptaba su condición de figura decorativa. Mientras tanto, en el seno de los revolucionarios aparecieron deferentes líderes. Si bien el objetivo era redactar una Constitución, cada uno de los cabecillas era partidario de llegar a ella por cauces diferentes.  Ante la indecisión mostrada por algunos revolucionarios, una gran cantidad de mujeres decidieron presentarse en el palacio de Vesalles y obligaron al Rey y a toda su familia a trasladarse a las Tullerías.
El Rey no llegó a permanecer dos años en su nueva residencia, ya que el día 20 de junio de 1791 huyó de París. Todos los miembros de su familia fueron arrestados. Tras la aprobación de la nueva Constitución por la Asamblea Nacional, Luís XVI no tuvo más remedio que aceptar su condición de monarca constitucional. Sin embargo, en la práctica no siempre cumplió su compromiso y en ocasiones no acataba las leyes propuestas por la Asamblea, por lo que en 1792, trs unas elecciones, se acordó abolir la monarquía y fue proclamada la república. 
   Fueron momentos de gran tensión, la mayor parte de las cárceles del país fueron asaltadas y perdieron la vida gran número de prisioneros. A pesar de todo, la economía no mejoraba. Otras naciones europeas estaban dispuestas a enfrentarse a los revolucionarios. En el interior del país algunos manifestantes se alzaron contra la república. Maximilian Rovespierre, uno de los líderes del pueblo, pasó a convertirse en su principal enemigo y fue ejecutado. La Asamble Nacional fue disuelta pasando a ejercer el poder un directorio formado por cinco miembros que tomaron las grandes decisiones entre 1795 y 1799, a partir de este periodo y un nuevo golpe de Estado, se inició el Consulado

El 15 de agosto de 1769 nació en la capital de Córcega, un militar que ha sido considerado como uno de los mejores estrategas de la Historia. Cuando nació Napoleón, apenas hacía un año que  Francia  había  comprado  la  isla a  los genoveses, a             Maximilian  Robespierre
quienes pertenecía  entonces,  de ahí  que fuera  bautizado con el 
el nombre de Napoleone. Su carrera militar se inició en la propia Córcega. Durante 1793 el comandante Napoleón, junto con toda la familia Bonaparte, se trasladó a Francia. En 1794, cuando contaba veinticuatro años, alcanzó el grado de general y apenas dos años más tarde se asó con su primera esposa Josephine, una francesa de origen criollo nacida en la isla de Martinica. Sus grandes


victorias en Italia y Egipto le hicieron alcanzar una gran popularidad, tanto entre el pueblo, como en la tropa. Durante el periodo del Directorio fue nombrado cónsul, junto a otros dos compañeros, pero pronto demostró también su habilidad para la política y en 1802 se hizo nombrar cónsul vitalicio. Impulsó grandes cambios en todos los sectores de la administración francesa, creó el Banco de Francia, volvió a relacionarse con la Iglesia, amnistió a todos los presos políticos y reformó la legislación a través del denominado código de Napoleón. En 1804 él mismo se coronó emperador y con sus propios generales formó una fastuosa core. Al mismo tiempo, fue colocando a sus hermanos en los distintos tronos europeos. Al no tener descendencia con Josephine se divorció y eligió, como esposa, a la princesa María Luisa, hija del emperador austriaco Francisco I. El matrimonio se celebró en 1810, fruto de él nació su hijo Napoleón II.
   La otra meta de Napoleón era vencer a los ingleses, para ello sometió a las Islas Británicas a un bloqueo en 1807. Sin embargo, la guerra con España y la campaña de Rusia, con la que pretendía extender sus dominios hasta el resto del continente europeo, fueron aprovechadas por los británicos para vencerle en Waterllóo y confinarlo en la isla de Elba. En 1814, escapó de su encierro y regresó al continente para alcanzar nuevamente el poder durante cien días. fue hecho prisionero y conducido a Santa Elena, isla donde perdió su vida en 1821, según algunos historiadores a causa de una enfermedad y en opinión de otros, envenenado. 

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