Durante el primer periodo del siglo XIX los castellonenses vivieron una larga etapa de luchas y sufrimientos. La presión de Bonaparte sobre los monarcas españoles, consiguió que los ciudadanos se dividieran en partidarios de uno u otro pretendiente al trono. Incluso algunos, conocidos como afrancesados, preferían a un familiar del corso para dirigir los destinos de España y trataron de que José Bonaparte se consolidara como Rey. Los afrancesados consiguieron, en un principio, permanecer en los puestos de mayor responsabilidad, pero no eran bien vistos por el resto de los vecinos. En muchos pueblos, durante la Guerra de la Independencia de España, se vivieron lamentables sucesos entre los partidarios de cada uno de los tres pretendientes al trono español. Durante aquellos triste años, al frente de la gobernación de Castellón se encontraba el coronel don Pedro Lobo. Había sido elegido para tan importante cargo al fallecer Bermúdez de Castro, uno de los más grandes políticos de cuantos han dirigido los destinos de estas tierras. Era complicado suceder a una persona tan querida, por el pueblo, como su antecesor. El coronel Lobo no consiguió nunca ganarse la confianza de los ciudadanos.
Al iniciarse los conflictos entre partidarios del rey Fernando VII y los afrancesados, el gobernador Lobo fue acusado de traidor y a mediados de junio de 1808 fue acuchillado en el propio Ayuntamiento de la ciudad. Su cadáver fue trasladado al centro de la plaza Vieja. Como consecuencia del asesinato del gobernador Lobo, fueron apresados y juzgados cuarenta vecinos acusados de los sucesos. Después de ser condenados a muerte, en la plaza Vieja se plantó la horca y en cumplimiento de la sentencia, se ajustició a los culpables.

El día 21 de agosto de 1810 el mariscal Suchet al mando de veintidós mil hombres, llegó a Castellón de la Plana y tomó la decisión de destituir a sus autoridades para nombrar personas de su confianza. No solo fue en la capital donde se llevaron a cabo acciones de este tipo. También en la mayor parte de las poblaciones, los vecinos se enfrentaban contra quienes se habían distinguido como afrancesados.
Las tropas francesas iban tomando los distintos pueblos, sin ninguna oposición, puesto que los vecinos conocían sus movimientos y habían abandonado sus casas y propiedades para evitar las represalias de los soldados franceses. Algunas poblaciones como Morella, resistieron y fueron cercadas. El mariscal Suchet conseguía vencer, en todos los frentes, a las tropas fieles al Rey de España. Después de entrar el día 21 de agosto de 1810, las tropas de Suchet no se detuvieron en la ciudad. Se limitaron a cambiar a las autoridades y siguiendo órdenes del propio José Bonaparte, continuó camino hacia Valencia. Algunos sucesos siguieron conmocionando la vida en la capital de la Plana,
Durante aquellos años surgió la figura del Fraile. Así se llamaba un guerrillero que se llamaba Ascensio Nebot que había pertenecido a una orden religiosa en su monasterio de Nules. El Fraile logró vencer en numerosas emboscadas a Suchet y el día 5 de julio de 1813 José Bonaparte pasó por la capital de la Plana camino de Cataluña, perseguido por las tropas que continuaban siendo leales a Fernando VII. La ciudad quedó protegida por los hombres del Fraile que también pudieron sustituir a las personas que habían elegido los franceses para ocupar los más altos cargos públicos.
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