
A pocos kilómetros de Castellón de la Plana, se encuentra el ermitorio dedicado a Santa María Magdalena. En la Edad Media, en sus proximidades, junto al Castell Vell, existía un pequeño poblado, a cuyos vecinos, el rey Jaime I de Aragón autorizó, según consta en documento fechado en Lérida el 8 de septiembre de 1251, a que pudieran trasladar su residencia al llano conocido, como La Plana. Con las fiestas de la Magdalena, los castellonenses celebran, cada año, la fundación de la ciudad que es la capital de la provincia de Castellón.
Cuando en 1945, un grupo de castellonenses quisieron que las fiestas fundacionales de Castellón de la Plana se convirtieran en las principales de la ciudad, no tuvieron ninguna duda para elegir un símbolo. Aquellos cayados con los que, según la leyenda, iban tanteando el terreno nuestros antepasados para atravesar los terrenos pantanosos que encontraban a su paso hasta llegar a la llanura, se transformaron en monumentales gayatas que constituyen el símbolo de las fiestas de la Magdalena. La garata es un monumento definido como un esclat de llum, sense foc ni fum, es decir: Un estallido de luz sin fuego ni humo.
Aquellos mismos castellonenses dividieron el término municipal en diferentes sectores y cada uno de los diecinueve actuales, construye uno de estos monumentos, para desfilar durante la noche del tercer domingo de Cuaresma por las principales calles de la ciudad, a los acordes del pasodoble Rotllo y Canya. Claro está que tuvieron que sufrir numerosas transformaciones par convertirse, tal como decía el poeta Bernat Artola, en el nostre millor pregó. Artistas tan notables como Vicente Castell, Adsuara, Tomás Colón o Juan Bautista Porcar, intervinieron en algunas ocasiones para conseguir verdaderas obras de arte y de esta forma conseguir para el sector que los había contratado, el primer premio del concurso que se organiza cada año.
Pero las fiestas de la Magdalena, son mucho más que gayatas, la pirotecnia en sus distintas especialidades, música de fiesta, folclore, conciertos, desfiles, la primera feria de la temporada taurina, numerosos torneos deportivos... pero sobre todo festejos populares, animan las calles de la ciudad durante los días comprendidos ente la cabalgata del Pregó que, como anuncio de las fiestas, desfila el sábado anterior al domingo de la Magdalena y el Magdalena Vitol que, junto con la Traca Final, es el último acto que pone punto fin, cada año, a las fiestas que sirven para homenajear a quienes con su tesón y entusiasmo, consiguieron que el pequeño poblado que existía hasta mediados del siglo XIII en las inmediaciones del ermitorio de la Magdalena y el Castell Vell, se transformara en la ciudad moderna que es en la actualidad Castellón de la Plana.
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