viernes, 12 de febrero de 2016

XXVII LA PROVINCIA DE CASTELLÓN A FINALES DEL XIX. CASTELLONENSES EN LA GUERRA DE CUBA

A medida que se acercaba el final del siglo XIX, la economía de la provincia de Castellón, al igual que la de otras muchas, ya no dependía, de manera exclusiva, de la agricultura. Distintas industrias, de manera especial las del sector cerámico y textil, se instalaron en la capital y también en otras poblaciones de la Plana. Las fábricas permitían que numerosas familias comenzaran a recibir ingresos con cieta regularidad y no dependieran de las circunstancias atmosféricas. 
   El cultivo de los cítricos se impuso en los términos municipales más próximos a la costa y los puertos de Vinaroz, Grao de Castellón y Burriana, no solo se dedicaban a la pesca, sino también a embarcar los productos que se fabricaban en la comarca, así como al comercio de cítricos. Las poblaciones costeras iban prosperando. Las comunicaciones mejoraron y los pueblos del interior parecían estar más cerca de la costa. Algunos edificios de propiedad privada embellecieron la capital en la que se había construido la Plaza de Toros y el Teatro Principal. Así mismo el puerto del Grao, durante tanto tiempo solicitado, fue declarado de utilidad pública el día 10 de junio de 1882, de acuerdo con el proyecto del ingeniero don Leandro Alloza y el impulso de Ruiz Vila. 
   Con motivo del  casamiento de Alfonso XII con su prima María de las Mercedes de Orleáns y Borbón se celebró de manera muy especial en Castellón de la Plana. Además de los festejos que solían ser habituales en estos casos, se acordó dotar con 375 pesetas a cada uno de los niños que nacieran durante aquellos días, cantidad que recibirían cuando contrajeran matrimonio. Sin embargo, la joven esposa de don Alfonso falleció cuando contaba dieciocho años de edad por lo que el día 4 de junio de 1878 se celebró una misa de campaña a la que asistieron todas las autoridades civiles y militares. 

   CASTELLONENSES EN LA GUERRA DE CUBA A finales del siglo XIX el gobierno central decidió que diecinueve batallones de la península debían incorporarse a la contienda entre los Estados Unidos y España. Por este motivo la noche del 11 al 12 de febrero de 1896, partió de la estación de ferrocarril situada junto al parque de Ribalta, un batallón del Regimiento Otumba que tenía su sede en Castellón de la Plana. En fechas posteriores tres compañías más salieron con el mismo destino desde el puerto de Valencia. Alrededor de mil setecientos militares partieron desde la capital de la Plana y alrededor de seiscientos hombres de esta provincia pudieron fallecer en aquella guerra. 

   ARTISTAS CASTELLONENSES DEL SIGLO XIX.- Tomás Viciano y sus hijos José y Francisco Viciano Martí eran conocidos como los santeros. Su formación académica la llevaron a cabo en Valencia. El mayor estudió en la Escuela de San Carlos. Su obra más importante es la estátua de Jaime I que se incorporó al monumento proyectado por el arquitecto don Godofredo Ros de Ursinos para embellecer la plaza Nueva, actual avenida del Rey don Jaime. Su hermano Francisco, becario de la diputación esculpió el Séneca que se puede admirar en el Museo de Bellas Artes de Castellón. El hermano menor se dedicó a la imaginería y la docencia. 
   Entre los pintores cabe destacar al pintor segorbino Manuel Camarón que se formó en Valencia. Pintó excelentes paisajes, pero su obra principal es la Asunción y coronación de la Virgen que se puede admirar en la catedral de Segorbe. Uno de los maestros fue Grabriel Puig Roda, natural de Tirig que aprovechó muy bien los años que pasó en roma becado por la Diputación.  Otros pintores excelentes fueron: Carbó, Mundian, Cruella y Sorbías y sobre todo Vicente Castell, profesor de diferentes pintores y escultores que deben ser incluidos ya en los artistas del siglo XX.

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