miércoles, 6 de enero de 2016

CAPÍTULO XXVI.- GONZÑALEZ CHERMÁ. AMADEO DE SABOYA. HUERTO DE SOGUEROS. I REPÚBLICA ESPAÑOLA

Numerosos castellonenses se sublevaron en agosto de 1867 contra el gobierno de la nación. Algunos notables políticos habían formado una junta revolucionaria y al igual que en otras provincias iniciaron su actividad a favor de la revolución. Francisco González Chermá y otros representantes del
pueblo fueron arrestados y sufrieron prisión en Valencia, hasta que el estallido de la revolución de 1868 los puso en libertad.
   Durante el reinado de Isabel II la monarquía española fue perdiendo poder a favor del Parlamento. No lo hizo a través de algún proceso democrático, sino por la presión del ejército. A partir de la revolución y la huída de la Reina, se convocaron las Cortes y fue proclamada la constitución de 1869. España se decidió a ser gobernada por una monarquía parlamentaria. Solo faltaba encontrar al candidato. A instancias del general Prim, los parlamentarios consideraron que el hijo del Rey de Irtalia y de la biznieta de Carlos III de España, reunía las condiciones necesarias para acceder al trono español. Fue votada su candidatura por el Parlamento y a pesar de que no todos los diputados la consideraron apropiada,  Amadeo de Saboya se convirtió en el primer monarca español elegido parlamentariamente.
La gran novedad de contar con un rey que había sido elegido por las urnas, lejos de aceptarse, causó gran malestar entre los monárquicos, carlistas, republicanos e incluso en el seno de la Iglesia. Para complicar más las cosas, la víspera de que el nuevo rey desembarcara en Cartagena, el general Prim fue asesinado en Madrid. El segundo día del año 1871 llegó don Amadeo, junto con su esposa a la capital del Reino. Después  de visitar el cadáver del general asesinado, que se encontraba en la basílica de Nuestra Señora de Atocha y prestar el correspondiente juramento, fue proclamado Rey de España. Aunque el nuevo Rey no consiguió convencer al pueblo que siempre pensó que era un extranjero alejado de los problemas del país e incluso, por algunos, era considerado gafe, fue decisivo para Castellón de la Plana puesto que durante una  visita a la capital de la Plana en 1871, los representantes del gremio de sogueros le hicieron llegar la noticia de que el huerto que ellos utilizaban junto a la plaza Nueva, como consecuencia  de las leyes desamortizadoras, iba a ser subastado por el Ayuntamiento. Todo parecía indicar que los terrenos pasarían a manos privadas y si ello ocurría, los trabajadores del cáñamo deberían pagar un alquiler al nuevo propietario. Don Amadeo comprendió que los sogueros no continuarían con su lugar de trabajo porque tampoco podían hacer frente a la cantidad por la que se ponía a la venta. El Rey quiso impedir la celebración de la subasta, pero al no conseguirlo, entregó a los responsables del gremio la cantidad necesaria para que pudieran comprar el huerto al Ayuntamiento, con lo cual, se les pudo adjudicar los terrenos necesarios para continuar trabajando, hasta que muchos años más tarde lograron un acuerdo con las autoridades locales para convertir su huerto en la actual plaza del Huerto de Sogueros.  
   Al estallar la tercera Guerra Carlista, el ejército propuso que se volviera a la monarquía absoluta, pero el Rey no aceptó y el 11 de febrero de 1873, renunció al trono español y se refugió en la embajada italiana de Madrid, creándose así un clima contrario a la monarquía y las Cortes proclamaron la I República Española que no tuvo una larga historia, puesto que el 29 de diciembre de 1874 se restauró la monarquía borbónica, después de una experiencia republicana de apenas dos años.